Ya fuese por su inevitable desarrollo, o por la forzada adaptación que tuvimos que realizar durante la pandemia del COVID-19, a día de hoy no se puede negar que el teletrabajo es una herramienta más.
Tal y como muestra uno de los últimos HR Study realizado por Personio, la compañía líder de software de RR. HH. para pequeñas y medianas empresas en Europa, los modelos de trabajo híbridos y en remoto son ya una de las prioridades para los trabajadores europeos a la hora de buscar nuevos puestos o valorar su permanencia en un trabajo (60%), junto con las prácticas de conciliación (71%) y los horarios de trabajo flexibles (65%).
Sin embargo, completamente a contracorriente de este estudio, los resultados del informe The Offices of the Future elaborado por PlanRadar, muestra que España es uno de los pocos que no sólo no favorecerá la mayor implantación de este nuevo modelo de trabajo, sino que incluso se prevé una reducción del mismo . De hecho, nuestro país destaca siendo el único de los 12 países participantes de esta encuesta que se opone a las tendencias de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Austria, Francia, Italia, Eslovaquia, Chequia, Hungría, Polonia y Emiratos Árabes Unidos.
Una postura de rechazo que se justifica bajo tres pilares fundamentales:
● La estructura laboral de los países: si bien la digitalización continúa abriéndose paso en todos los ámbitos, la mayoría de los trabajos que pueden realizarse de forma remota pertenecen al sector de los servicios. Es por ello por lo que los países que tienen una mayor proporción de personas empleadas en industrias como la agricultura, la manufactura o el comercio minorista, o como en el caso concreto de España con un sector hostelero y de turismo que ocupaba en 2021 el 11,4% del total de empleos, no pueden implementar estos modelos de trabajo.
No obstante, las compañías que sí pueden adaptar este modelo de trabajo remoto todavía cuentan con algunas deficiencias a la hora de su correcta implantación. Y es tarea de los departamentos de RR. HH. asegurar que los trabajadores cuenten con un espacio habilitado para la realización de estas labores tanto en las oficinas como en sus hogares.
● La extensión geográfica: es normal que, países con una mayor extensión de territorio, ofertas de trabajo, y ciudades tecnológicas, cuenten con una mayor implantación de este tipo de modelos híbridos, buscando así evitar gastos adicionales tanto económicos como de tiempo. Por ello, países como Estados Unidos presentan una tasa de implantación del teletrabajo de hasta el 50% de los ocupados, frente al estancamiento del 15,5% de España, cuyos puestos de trabajo digitales quedan reducidos casi en exclusiva a las grandes capitales como Madrid o Barcelona.
Sin embargo, gracias a las facilidades de herramientas como Personio, la comunicación interna entre los equipos y los departamentos de RR. HH., entre otras cosas, está facilitando poco a poco una mayor y mejor gestión del trabajo.
● La penetración de la tecnología: directamente relacionado con el punto anterior, independientemente de las facilidades ofrecidas por las empresas, en muchos casos, pese a que los países cuenten con un alto desarrollo económico, todavía pueden detectarse algunas diferencias en la accesibilidad y la calidad de las redes. Problemas como la “España desconectada” se hacen más visibles a la hora de tratar de implantar el teletrabajo.
Es por ello por lo que la digitalización cobra un papel todavía más importante, facilitando en mayor medida la implantación de este modelo así como los flujos de trabajo.
Así pues, este estudio también señala que esta flexibilización está ayudando a impulsar la transformación, el rediseño y el planteamiento de los puestos y espacios de trabajo, marcando unas claras tendencias para los próximos años.