Kyndryl ha publicado su Kyndryl Readiness Report 2024 , en el que se revela que, aunque el 90% de los directivos confía en la solidez de la infraestructura tecnológica de sus empresas, solo el 39% considera que estas están preparadas para enfrentar los retos futuros.
En España, la cifra es ligeramente superior, alcanzando el 41%. Además, el informe destaca que, a pesar de los avances en modernización tecnológica, solo el 42% de las organizaciones está viendo un retorno positivo de la inversión en inteligencia artificial (IA).
El informe, basado en encuestas a 3.200 directivos de varios países, incluido España, también incluye datos obtenidos a través de Kyndryl Bridge, una plataforma de inteligencia artificial empresarial. En conjunto, el estudio analiza los principales desafíos y oportunidades que las empresas enfrentan en sectores clave como la ciberseguridad, la obsolescencia tecnológica y la formación.
Principales desafíos tecnológicos
Uno de los problemas más significativos que señala el Kyndryl Readiness Report 2024 es la dificultad para obtener un retorno positivo en las inversiones relacionadas con la inteligencia artificial. Aunque el 76% de las empresas encuestadas ha invertido en IA y aprendizaje automático, solo el 42% ha conseguido un retorno de inversión (ROI) satisfactorio.
Las principales barreras que frenan la adopción de estas tecnologías son la privacidad de los datos (31%), la incertidumbre sobre el ROI (30%) y los problemas con el cumplimiento de normativas (26%).
Otro desafío importante es la obsolescencia de las infraestructuras tecnológicas. Según el informe, el 44% de las infraestructuras de misión crítica a nivel global están llegando al final de su ciclo de vida, lo que incrementa la vulnerabilidad de las empresas ante posibles interrupciones.
Este problema es particularmente agudo en España, donde el 66% de los CEOs expresan preocupación por la obsolescencia tecnológica en sus organizaciones. Esto supera ligeramente la media global, situada en el 64%.
La modernización tecnológica como prioridad, pero con obstáculos
Aunque el 94% de los directivos encuestados señala la modernización tecnológica como una prioridad, muchas organizaciones están experimentando dificultades para adaptarse al ritmo acelerado de los avances. En España, el 80% de los directivos admite que sus empresas no están logrando mantenerse al día con la evolución tecnológica, una cifra que también está por encima del 62% registrado a nivel global.
Este retraso en la modernización también está vinculado a la falta de habilidades tecnológicas. Más del 40% de los líderes empresariales en el informe menciona la carencia de personal capacitado en nuevas tecnologías como uno de los factores que ralentiza sus esfuerzos de transformación. Esto, a su vez, afecta la capacidad de las empresas para competir en un entorno cada vez más digitalizado.
Preocupaciones por la ciberseguridad
La ciberseguridad sigue siendo una preocupación clave para los directivos, con un 65% de ellos señalando los ciberataques como uno de los principales riesgos para sus organizaciones. Sin embargo, solo el 30% considera que su empresa está adecuadamente preparada para hacer frente a estas amenazas.
En este contexto, las empresas también se enfrentan a desafíos relacionados con el cumplimiento normativo. El 48% de los ejecutivos expresa preocupación por la velocidad con la que se están implementando nuevas regulaciones, aunque un 66% de ellos ve estas normativas como una oportunidad para mejorar sus operaciones. Estas tensiones entre la necesidad de cumplir con normativas y la agilidad empresarial suponen una barrera para muchas organizaciones que intentan equilibrar el crecimiento con la seguridad.
Ventajas competitivas de la modernización
A pesar de estos obstáculos, el informe subraya que las empresas que han avanzado en la modernización de sus infraestructuras están viendo mejoras notables. Un 85% de los directivos informa de un aumento en la eficiencia operativa, mientras que un 71% observa un incremento en la innovación. Además, el 60% de las empresas que han apostado por la modernización ha mejorado la experiencia tanto de empleados como de clientes.
Sin embargo, persisten retos importantes. Entre ellos, el cumplimiento normativo y la seguridad de los datos destacan como áreas que requieren más atención. El 34% de los directivos indica que estos aspectos aún necesitan mejoras considerables, mientras que solo un 27% de las organizaciones ha logrado resultados satisfactorios en términos de sostenibilidad, como la reducción del consumo energético o la disminución de emisiones de carbono.
Automatización y el futuro de la tecnología empresarial
Las herramientas de automatización están comenzando a tener un impacto significativo en las empresas que las han adoptado. No obstante, el informe revela que todavía queda mucho por mejorar en este ámbito. Según los datos de Kyndryl Bridge, solo un 8% de los problemas de TI pueden ser resueltos de forma autónoma mediante automatización. Aunque se espera que esta cifra aumente al 30% en los próximos años, lo que podría ahorrar miles de millones de dólares en costes operativos y evitar interrupciones, queda un largo camino por recorrer.
La automatización también está llamada a jugar un papel clave en la reducción de la “deuda tecnológica” de las empresas, es decir, el coste acumulado por no modernizar o actualizar infraestructuras y sistemas obsoletos a tiempo. Reducir esta deuda permitirá a las organizaciones ser más ágiles y competitivas en el futuro.
Recomendaciones para el futuro
El Kyndryl Readiness Report 2024 ofrece una serie de recomendaciones para que las empresas se preparen mejor para los retos futuros. Una de las principales sugerencias es que las organizaciones deben invertir más en la formación de su personal, especialmente en áreas clave como la ciberseguridad y la inteligencia artificial. Según el informe, solo un enfoque integral que abarque tanto la modernización tecnológica como el desarrollo de talento permitirá a las empresas estar a la altura de las exigencias del futuro.
Asimismo, se resalta la importancia de equilibrar la inversión en nuevas tecnologías con la actualización de infraestructuras existentes, para asegurar que las empresas puedan aprovechar las oportunidades que ofrece la transformación digital sin quedar vulnerables ante los riesgos derivados de la obsolescencia tecnológica.
