Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
Los datos se han convertido en un recurso clave para empresas y usuarios, pero también son uno de los principales objetivos de los ciberdelincuentes. La Semana de la Privacidad de los Datos (del 27 al 31 de enero) y el Día Internacional de la Protección de Datos (28 de enero) subrayan la importancia de proteger la información personal y corporativa frente a un panorama digital cada vez más exigente.
Según ESET 2024 marcó un punto de inflexión con la aparición de nuevas normativas y el endurecimiento de sanciones bajo el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Estas tendencias, sumadas a la creciente sofisticación de los ataques cibernéticos, configuran un escenario que exige un enfoque preventivo y estratégico en 2025.
Lecciones de 2024: impacto regulatorio y tecnológico
El año 2024 estuvo marcado por decisiones regulatorias y judiciales que transformaron el ámbito de la privacidad. Sanciones multimillonarias impuestas a empresas como Meta, LinkedIn y Uber evidenciaron las consecuencias de un cumplimiento insuficiente del RGPD. Además, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) amplió la definición de datos sensibles y estableció criterios más estrictos para su tratamiento, subrayando la necesidad de una gestión adecuada y transparente.
En paralelo, la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea generó un impacto significativo, introduciendo salvaguardas frente a los riesgos asociados con el uso de tecnologías avanzadas. Estos acontecimientos no solo reafirmaron la relevancia de la privacidad como prioridad legal, sino también como una estrategia esencial en un entorno digitalizado.
Retos emergentes en 2025: un panorama más exigente
De cara a 2025, las organizaciones se enfrentan a una doble presión: cumplir con regulaciones más estrictas y protegerse contra ciberamenazas cada vez más complejas. Normativas como la Ley de Resiliencia Cibernética de la UE exigirán a las empresas una mayor inversión en seguridad y en la preparación de sus equipos de compliance. Además, el avance de la inteligencia artificial plantea dilemas éticos y riesgos de privacidad debido al manejo masivo de datos personales.
Josep Albors, director de Investigación y Concienciación de ESET España, alerta de que las empresas podrían convertirse en objetivos no solo de ciberdelincuentes, sino también de reguladores. “El miedo a sanciones regulatorias podría ser explotado como una herramienta de extorsión, especialmente en organizaciones que no han adoptado medidas preventivas adecuadas”, señala Albors.
Estrategias para fortalecer la protección de datos
Ante este panorama, ESET sugiere una serie de medidas clave para empresas y usuarios que deseen blindar su información en un entorno cada vez más exigente:
- Conocer las normativas aplicables: Familiarizarse con leyes como el RGPD, la Ley de IA y la Ley de Resiliencia Cibernética.
- Mejorar las prácticas de seguridad: Implementar contraseñas robustas, autenticación en dos pasos (2FA) y cifrado para proteger datos sensibles.
- Invertir en tecnología avanzada: Usar soluciones como ESET Internet Security y ESET PROTECT Advanced para garantizar una defensa integral contra ciberamenazas.
- Formar y concienciar: Promover la educación en ciberseguridad entre empleados y usuarios para reducir errores humanos y amenazas internas.
- Actualizar sistemas: Mantener al día dispositivos y software para evitar vulnerabilidades conocidas.
- Realizar copias de seguridad: Garantizar el respaldo seguro de información crítica en discos externos o plataformas en la nube.
- Evitar redes públicas inseguras: Limitar el uso de Wi-Fi no protegidas y, en caso de necesidad, utilizar una VPN.
- Supervisar el cumplimiento: Realizar auditorías periódicas y evaluar el impacto de nuevos productos o servicios sobre la privacidad.
- Establecer protocolos claros: Revisar las políticas de seguridad existentes y asignar responsables claros para la gestión de incidentes.
Educación como piedra angular de la ciberseguridad
ESET también subraya la importancia de la formación como herramienta esencial para prevenir ciberataques. Según Albors, la falta de conocimientos sobre seguridad digital es una de las principales debilidades en empresas y usuarios. “Concienciar sobre las buenas prácticas de seguridad y los riesgos asociados a la privacidad debe ser una prioridad para todos los actores del ecosistema digital”, concluye.
Hacia un futuro más seguro
La combinación de un marco normativo más estricto y amenazas cibernéticas en constante evolución obliga a empresas y usuarios a adoptar una postura proactiva frente a la privacidad y la ciberseguridad. La inversión en tecnología, el cumplimiento normativo y la educación serán los pilares para afrontar con éxito los retos de 2025 y construir un entorno digital más seguro y confiable.