Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
En un movimiento sin precedentes, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó de manera unánime una resolución encabezada por Estados Unidos que marca el inicio de una nueva era en la regulación de la inteligencia artificial (IA) . Esta resolución busca promover el desarrollo seguro y fiable de la IA, asegurando que este avance tecnológico beneficie el desarrollo sostenible global y respete los derechos humanos.
Durante los últimos tres meses, funcionarios estadounidenses han liderado intensas negociaciones con miembros de la ONU, incluidos países tradicionalmente vistos como adversarios como Rusia y China. A pesar de las «numerosas conversaciones acaloradas», se ha logrado un consenso que subraya cómo la IA «ha trascendido las divisiones geopolíticas usuales». Este acuerdo se construye sobre declaraciones previas, como la Declaración de Bletchley del año pasado, que ya buscaban mitigar los riesgos existenciales de la tecnología y fomentar la cooperación internacional en investigación.
La resolución no solo tiene como objetivo afirmar el liderazgo de EE.UU. en la esfera global de la IA sino también impulsar el respeto por los derechos humanos en el desarrollo y uso de estas tecnologías. Sin embargo, la falta de mecanismos de ejecución si los países no cumplen con la resolución representa un desafío significativo, especialmente cuando naciones como China avanzan con regulaciones que imponen a los sistemas de IA generativa alinearse con «los valores socialistas centrales».
A la luz de la popularidad explosiva de herramientas generativas de IA como ChatGPT, que pueden crear fotos y videos, la resolución de la ONU llega en un momento crítico. La Unión Europea ha dado pasos firmes con la aprobación del Acta de IA, que exige a los desarrolladores de IA divulgar datos y realizar pruebas rigurosas, mientras que en Estados Unidos, aunque el presidente Biden firmó una orden ejecutiva sobre IA el año pasado, aún no se vislumbra una legislación integral sobre IA en el Congreso.
Esta resolución es histórica no solo por ser la primera de su tipo en abordar este campo emergente a nivel de la Asamblea General sino también por su llamado a que los sistemas de IA operen en conformidad con las normas internacionales de derechos humanos. Con el apoyo de más de 120 Estados miembros, se enfatiza la importancia de proteger los mismos derechos en línea que fuera de línea, a lo largo de todo el ciclo de vida de los sistemas de IA.
El reconocimiento de los «diferentes niveles» de desarrollo tecnológico entre y dentro de los países subraya la necesidad de una cooperación global para asegurar un acceso equitativo a la tecnología y cerrar la brecha digital, aumentando la alfabetización digital en las naciones en desarrollo.
La embajadora Linda Thomas-Greenfield destacó la importancia de este diálogo inclusivo y constructivo como modelo para futuras discusiones sobre los desafíos de la IA, incluido su uso militar responsable y su impacto en la paz y la seguridad. La resolución busca complementar y ampliar el trabajo ya realizado por organismos de la ONU, como la UIT, la UNESCO, y el Consejo de Derechos Humanos, preparando el terreno para futuras iniciativas, incluidas las negociaciones para un pacto digital global.
En palabras de Thomas-Greenfield, esta resolución ofrece una oportunidad y una responsabilidad para la comunidad internacional de «gobernar esta tecnología en lugar de ser gobernados por ella», reafirmando el compromiso de usar la IA para avanzar en el desarrollo sostenible y cerrar la brecha digital, tanto dentro de las naciones como entre ellas. Este momento representa un compromiso global hacia un futuro donde la tecnología se desarrolle y despliegue bajo los principios de humanidad, dignidad, seguridad, protección, derechos humanos y libertades fundamentales.