Inmersos en plena era digital, la tecnología ha transformado todos los aspectos de la vida cotidiana y los procesos electorales no son una excepción. Desde el registro de votantes hasta el conteo de votos, la tecnología ha desempeñado un papel cada vez más relevante en la forma en la que se llevan a cabo las elecciones en todo el mundo . Aunque este no es el caso de España, actualmente 34 de los 178 países incluidos en la base de datos del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral utilizan el voto electrónico a nivel nacional o regional.
A pesar de que estas tecnologías para registrar el voto parezcan recientes, podríamos remontarnos a finales de siglo XIX, en el que el conteo y análisis de grandes cantidades de datos se convirtió en una preocupación para algunas mentes de la época. Entelgy, The BusinessTech Consultancy, repasa la evolución de las diferentes tecnologías que han existido a lo largo de la historia para el registro y recuento de votos y los sistemas que se están utilizando hoy.
● Tirar de una palanca para votar. En 1889, Jacob H. Myers patentó la primera máquina de votación mecánica, un invento que utilizaba palancas y que servía para tres propósitos: proteger la privacidad del votante, impedir que alguien votase más de una vez y agilizar el recuento de votos. Esta máquina se usó por primera vez en Lockport, Nueva York en 1892, y fue el anticipo de otros sistemas que estarían por implantarse.
● La máquina tabuladora de Hollerith. También en la década de 1880 es cuando Herman Hollerith, presentó la máquina tabuladora, una solución innovadora que aceleraba y automatizaba el proceso de recopilación y análisis de datos, mediante la que consiguió reducir el tiempo para la elaboración del censo de población. Además, Herman Hollerith y su máquina tabuladora sentaron las bases para el desarrollo de máquinas más avanzadas en el ámbito electoral, como los dispositivos de votación con tarjetas perforadas que se desarrollaron en la década de 1960 en Estados Unidos.
● Primeros sistemas electrónicos mediante máquinas de lectura óptica. Casi al mismo tiempo, en la década de los 60, se introdujeron las máquinas de lectura óptica, que funcionan a través de un sistema de escáner, similar a los que se usan para corregir tests de forma estandarizada. Así, el votante marca con un bolígrafo la opción u opciones en la papeleta, que posteriormente serán recontadas electrónicamente mediante este escáner.
● Registro del voto electrónico. En la actualidad, además del sistema de escáner existen varios sistemas de votación electrónica como las urnas electrónicas, en el que la preferencia del votante queda registrada electrónicamente y los datos almacenados son transferidos al centro de conteo; los sistemas mixtos, en el que el ciudadano realiza su selección en una máquina de votación que imprime un resguardo de papel que debe escanearse en otro dispositivo; así como los sistemas de voto electrónico por internet que permiten al votante realizar la selección mediante la conexión a una página web a través de cualquier dispositivo electrónico.
El voto electrónico en Europa y en España
España no es el único país europeo donde no se puede votar electrónicamente; de hecho, según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral son cuatro los países de la UE que en la actualidad lo permiten: Bélgica, Bulgaria, Estonia y Francia. Sin embargo, hay matices: en Francia, por ejemplo, está disponible sólo para votar en el extranjero y únicamente en algunas elecciones. Por otra parte, países como Alemania, Holanda o Reino Unido han paralizado iniciativas en este sentido. Otro ejemplo cercano es el de Suiza, donde se interrumpió el voto electrónico en 2019 por preocupaciones sobre la seguridad de este mecanismo. Sin embargo, tras una revisión de sus sistemas, se están realizando nuevas pruebas en varios cantones.
En España, se han desarrollado algunos intentos a lo largo del tiempo. Algunos de los más destacados son el sistema Demotek, patentado por el Gobierno Vasco en 1998, que empleaba urnas que escaneaban las papeletas, cuyos datos estaban cifrados, y llegó a testarse en las elecciones autonómicas de Cataluña de 2003. También se realizaron pilotos con otros sistemas en Toro (Zamora) y Pol (Lugo) en 2004, así como en el referéndum de la Constitución Europea de 2005.