Garantizar la seguridad de los menores en el mundo digital es una prioridad compartida por los sectores público y privado. Nadie duda de la importancia de este asunto. De hecho, es una conversación que no solo se está produciendo en España, sino también en varios países de la Unión Europea y Estados Unidos, donde se debate la mejor forma de garantizar esta protección.
Desde Adigital, en el encuentro del pasado marzo, trasladamos al Presidente del Gobierno y a los diversos Ministerios involucrados, nuestro compromiso y proactividad para abordar la inclusión y el bienestar de los ciudadanos en el entorno digital desde una perspectiva integral.
Como representantes del ecosistema digital, entendemos y compartimos el objetivo del Gobierno sobre garantizar la seguridad y el bienestar de los niños y niñas en el entorno online y avanzar hacia una digitalización responsable. De igual forma, reconocemos los desafíos que pueden presentar las tecnologías digitales y estamos comprometidos a trabajar para minimizarlos y crear un entorno online seguro, donde los menores, sus familias, docentes y ciudadanos en general puedan aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el entorno digital.
Para que esto sea posible es imprescindible la colaboración a todos los niveles. Sin embargo, esta colaboración no se está produciendo de manera efectiva debido a la falta de representatividad del ecosistema tecnológico en la conversación. Por ejemplo, no hay representación del sector privado en el comité de personas expertas constituido este 2024 ni se ha contado con la visión de la industria a la hora de elaborar el texto anteproyecto de ley sometido recientemente a audiencia pública. Por otro lado, nos gustaría señalar la gestión compleja y fragmentada de las diferentes iniciativas, que está dificultando la comprensión y la interlocución institucional necesaria.
Desde Adigital consideramos que la relación de los menores con el entorno online debe abordarse teniendo en cuenta lo siguiente:
- Perspectiva europea y salvaguarda del mercado único. La falta de un enfoque unificado dificulta el desarrollo de soluciones eficaces. Debemos evitar restricciones y adaptaciones complejas que solo consideren las características específicas del mercado español.
- Atención a la duplicidad normativa: Debemos tener en cuenta la legislación europea y nacional aprobada y su implementación, para evitar solapamientos. Por ejemplo, las directrices que recibirán las plataformas en virtud del Reglamento de Servicios Digitales (DSA). También normativa sobre protección de datos, equipos radioeléctricos, o servicios de comunicación audiovisual, entre otras.
- Alfabetización. La protección del menor en el entorno digital debe acompañarse de formación y concienciación, proporcionando herramientas y conocimientos suficientes y favoreciendo el pensamiento crítico. Es un asunto complejo que no puede pasar únicamente por retrasar o restringir el acceso de los jóvenes a determinados contenidos.
- No debemos estigmatizar las pantallas ni caer en una narrativa reduccionista sobre su efecto. Bien utilizadas, las pantallas pueden ser una fuente de educación, socialización y entretenimiento1. De hecho, los menores no diferencian entre espacio físico y virtual para llevar a cabo estas tareas. Más bien deberíamos centrarnos en cómo integrar de manera segura a los menores en el mundo digital, dado que inevitablemente van a necesitar relacionarse con pantallas, servicios o contenidos digitales en su edad adulta.
- Colaboración: Dada la complejidad de las cuestiones en juego, creemos que es crucial garantizar un diálogo exhaustivo, inclusivo y coordinado entre todas las partes: ministerios y agencias gubernamentales, industria, organizaciones de protección infantil, expertos y por supuesto, contar con la percepción y vivencia de los propios niños, niñas y jóvenes.
