La entidad ha presentado su proyecto “Bienestar Digital: La vida digital que SÍ. Menos contaminante, menos estresante”, un proyecto de ING y de su agencia creativa Sra.Rushmore, y con el soporte en sostenibilidad de la consultora especializada en ESG, Quiero, y los expertos Esther Paniagua y Manuel Armayones, que tiene como objetivo visibilizar y concienciar sobre las consecuencias de la contaminación digital y los efectos que el consumo excesivo del mundo digital tiene en la salud y el planeta.
Internet ha transformado el mundo y nuestras vidas. Sin embargo, según los datos de ING si Internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo en emisiones, y el 70% de las personas sufre nomofobia, el miedo irracional a estar un tiempo sin móvil. Con este proyecto, ING quiere promover la concienciación y que todos reflexionemos sobre nuestros hábitos digitales para reaprender y consumir de una forma más equilibrada y consciente.
Con motivo de este lanzamiento, ING ha presentado un nuevo espacio en su web, Bienestar digital, para poner a disposición de sus clientes y de la sociedad, herramientas para un consumo digital responsable y equilibrado. Además, ha realizado el I Estudio ING Bienestar Digital, que revela entre sus principales conclusiones que el 50% de los españoles considera que no tiene un buen bienestar digital; y que tan solo el 5,6% de los encuestados afirman conocer en profundidad la contaminación que provoca Internet. Aunque el 62,6% de los encuestados consideran importante apagar el móvil en momentos clave, solo el 39,6% lo hace habitualmente.
Para presentar este nuevo proyecto, ING ha llevado a cabo una pieza audiovisual de la mano de Sra.Rushmore protagonizada por Jesus Calleja “Yo tampoco lo sabía”, en la que el aventurero, alpinista y presentador, involucrado y consciente de la importancia de esta problemática lanza un mensaje a la sociedad de la necesidad de concienciarse.
La entidad adquiere el bienestar digital como un compromiso a largo plazo y ha puesto en marcha una serie de iniciativas al respecto. Primero, ha analizado su huella digital de la mano de la consultora Quiero, junto a Circular Carbon, para entender cómo pueden mejorar. ING ya utiliza energía de origen 100% renovable y la actividad de sus sistemas no genera emisiones de carbono. El banco seguirá trabajando para optimizar su actividad digital y tener así el menor impacto en el planeta.
Además, ha adquirido un compromiso de buenas prácticas en redes sociales que estipula, entre otras, no publicar en horas de descanso (entre 00.00h-07.00h) y un compromiso de reducción de al menos el 15% de las emisiones de la producción en las campañas que se realicen en 2025 con el objetivo de conseguir el sello de Carbón neutral.
La entidad también ha implementado un decálogo de desconexión digital para sus empleados, así como un programa de limpieza de basura digital, para que sus profesionales eliminen de sus dispositivos la información que no es indispensable.
Por último, ING trabaja para reforzar diferentes medidas para que la relación con los clientes sea más sencilla y relevante, dándoles la oportunidad de que ellos mismos puedan personalizar la información y las notificaciones que quieren recibir, así como llevando a cabo una segmentación y personalización de las comunicaciones para tener menos impacto en el planeta y contribuir al bienestar de los clientes.
La Importancia del Bienestar Digital
Los españoles dedicamos diariamente más tiempo frente a las pantallas (5,45h navegando por internet y 3,25h viendo la TV) que durmiendo; 4 horas viendo videos en el móvil contamina lo mismo que un coche recorriendo 50 kilómetros; cada giga de descarga consume 200 litros de agua para refrigerar los servidores; enviar un email con un archivo adjunto equivale a dejar encendida una bombilla durante 24h; con cada notificación que recibimos, nuestro cuerpo libera dopamina, la hormona asociada con la recompensa y el placer, lo que nos genera la necesidad de estar siempre conectados y el 70% de las personas a nivel mundial ya sufre en algún grado nomofobia, el miedo a estar un tiempo sin el móvil son algunos de los datos que esta iniciativa ha sacado a la luz**.
Manuel Armayones, Doctor en Psicología e investigador en la relación entre nuestra salud y el uso de las tecnologías, quien forma parte del Comité de expertos que acompaña a ING en este proyecto, explica: “pequeños gestos pueden tener un alto impacto, por ejemplo, si utilizamos el modo avión cuando necesitamos centrarnos en un tema concreto, o si hacemos una selección de las notificaciones que realmente queremos recibir, podemos lograr aumentar nuestro bienestar mental notablemente”.
En términos de impacto en el entorno, Esther Paniagua, la reconocida periodista, autora y profesora especializada en el impacto social y medioambiental de la digitalización, asegura que “es fácil ver el impacto de las acciones físicas en el medio ambiente, pero somos menos conscientes del efecto de nuestro comportamiento digital en el planeta: desde las compras digitales hasta el uso de la inteligencia artificial, pasando por los emails que enviamos, el contenido que consumimos o las fotos que guardamos. Con algunos simples gestos y cambios de hábitos online podemos contribuir a reducir la contaminación que producimos”.