En el último año, el concepto de trabajo presencial ha cambiado radicalmente. Los trabajadores no quieren volver a una oficina que no les ofrece las alternativas necesarias para llevar a cabo tanto tareas de concentración como de colaboración o socialización. Así, se hace necesario promover espacios de trabajo diseñados para hacer fluir la colaboración y capaces de satisfacer las necesidades de todos los profesionales que lo habiten, evitando distracciones y fomentando la atención de los empleados.
Según David Rock, doctor en Neurociencia del Liderazgo por la Universidad de Middlesex en Londres, el directivo medio es interrumpido cada 8 minutos. Señala también que los empleados pasan una media del 28% de su tiempo distraídos por interrupciones innecesarias e intentando volver a coger el ritmo. Así, teniendo en cuenta la enorme caída generalizada de la atención en muchas organizaciones y la necesidad de contar con espacios diversos, casi todos los trabajadores tienen problemas para concentrarse y mantener la atención, clave para obtener un alto nivel de productividad y un uso optimizado del tiempo.
En este contexto, los investigadores de Steelcase se han centrado en tres hallazgos clave de la neurociencia que tienen importantes implicaciones en relación con nuestro rendimiento en el trabajo. En primer lugar, el cerebro se cansa. Cuando intentamos seguir concentrados mientras que nuestro cerebro está cansado hace que nos distraigamos más y al final evitamos las tareas complejas, aprendemos poco, recordamos menos y cometemos errores.
En segundo lugar, otro de los motivos que más afecta a nuestra concentración es la multitarea. Hacer varias cosas a la vez hace que perdamos la concentración en cada asunto, lo que provoca que tardemos más tiempo y seamos menos productivos. Por último, los investigadores aseguran que podemos tratar de “entrenar el cerebro” para que adopte hábitos positivos.
Según se desprende de la investigación, resulta imposible que ningún trabajador esté ocho o más horas manteniendo su atención bajo control ni que pueda esperar una calidad o cantidad de trabajo constante. En este sentido, la conclusión a la que se llega es que cuando se diseñan entornos de trabajo correctamente, pueden ser una herramienta eficaz y productiva que ayude a los trabajadores a gestionar mejor su atención. Y eso presenta todo tipo de ventajas competitivas: una mayor implicación y bienestar de los trabajadores, un mayor nivel de creatividad e innovación y mejores resultados empresariales en general.
Vecindarios híbridos: la gran solución
Para lograr ese bienestar, hay que entender que las necesidades de los trabajadores y la forma en que se realiza el trabajo han cambiado. Así, las oficinas deberán evolucionar para satisfacer las necesidades de esta nueva era de trabajo híbrido. La oficina debe valer la pena para que las personas decidan trasladarse hasta ella, abordando las expectativas y necesidades de los profesionales en cada situación y ofreciendo un valor añadido.
Como respuesta a esto, las organizaciones pueden crear vecindarios diversos en su espacio de trabajo como una forma tangible de comunicar sus valores y cambiar su cultura. Este tipo de vecindarios incluyen varios tipos de espacios interconectados que admiten una combinación de usos. Así, se plantean 4 tipos de espacios:
· Espacios individuales que se asignan a una persona o se comparten entre el equipo
· Espacios de colaboración para interacciones en persona y virtuales que respaldan las diferentes formas de trabajo en grupo
· Lugares con la privacidad adecuada para el trabajo individual o para estar en soledad y recargar las pilas
· Áreas para reunirse, socializar y aprender con los compañeros de equipo
En definitiva, las personas necesitan diferentes espacios para adecuar cada situación laboral, así, nuestro cerebro se adapta con mayor facilidad, mejorando la atención y la productividad y reduciendo la fatiga. El espacio de trabajo juega cada vez un papel más importante para los trabajadores actuando como una verdadera ventaja competitiva de las compañías.