

Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
La operación duplica la valoración de la empresa en seis meses y refuerza la apuesta de los inversores por la inteligencia artificial pese a las controversias legales y estructurales
OpenAI ha cerrado una ronda de financiación de 40.000 millones de dólares que eleva su valoración hasta los 300.000 millones, situándola entre las compañías privadas más valiosas del mundo junto a SpaceX y ByteDance.
El acuerdo, encabezado por el conglomerado japonés SoftBank, refuerza la posición de la desarrolladora de ChatGPT como actor central en el desarrollo de inteligencia artificial de gran escala.
La operación se divide en dos tramos: un desembolso inicial de 10.000 millones de dólares que se materializa de inmediato y una segunda aportación de 30.000 millones comprometida antes de que finalice 2025. Según ha informado The New York Times, el 75 % de la financiación procede de SoftBank Group, mientras que el resto corresponde a inversores como Microsoft, Thrive Capital, Coatue Management y Altimeter Capital. Fuente: The New York Times.
Esta nueva ronda duplica la valoración obtenida en octubre de 2024, cuando OpenAI cerró una captación de capital por 6.600 millones. También confirma las filtraciones de enero que anticipaban una participación significativa de SoftBank, aunque en ese momento se estimaba un máximo de 25.000 millones.
Conversión a entidad con ánimo de lucro: pieza clave del acuerdo
La culminación de la inversión está condicionada a un cambio en la estructura legal de OpenAI. El acuerdo establece que la segunda fase, por valor de 30.000 millones, depende de que la compañía complete su transformación en una sociedad con ánimo de lucro —concretamente, una public benefit corporation o P.B.C.— antes de finalizar el año. Si no se logra ese cambio, SoftBank reducirá su aportación adicional a 10.000 millones.
Actualmente, OpenAI mantiene una estructura híbrida. Fundada en 2015 como una organización sin ánimo de lucro por Sam Altman, Elon Musk y otros, pasó a operar en 2018 con una filial lucrativa para atraer la financiación necesaria. Sin embargo, el control formal sigue en manos del consejo directivo del brazo sin fines de lucro, lo que ha generado tensiones internas y disputas externas, incluyendo una demanda reciente de Elon Musk contra Altman y la propia organización.
Expansión operativa y uso del capital
La compañía ha indicado que los fondos se destinarán a ampliar la infraestructura computacional y acelerar la investigación en modelos avanzados. En palabras de Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, esta inversión “nos ayuda a seguir empujando los límites y hacer la inteligencia artificial más útil en la vida cotidiana”.
Actualmente, OpenAI afirma contar con 500 millones de usuarios activos semanales en ChatGPT, frente a los 400 millones de febrero. De ellos, 20 millones son usuarios de pago que acceden a versiones avanzadas del chatbot, lo que sugiere una base de ingresos recurrentes que podría contribuir a la sostenibilidad financiera del proyecto.
SoftBank y OpenAI también colaboran en iniciativas paralelas como el Stargate Project, que prevé levantar 500.000 millones de dólares para ampliar la infraestructura de IA en Estados Unidos, y Cristal Intelligence, una empresa conjunta para ofrecer soluciones de IA al sector empresarial japonés.
Incertidumbre sobre el retorno y sostenibilidad del modelo
A pesar del crecimiento de usuarios y del atractivo para los inversores, la viabilidad económica a largo plazo de OpenAI sigue siendo objeto de debate. La operativa basada en grandes modelos de lenguaje implica costes significativos en procesamiento, almacenamiento y desarrollo. Por ahora, la empresa no ha revelado balances financieros detallados que permitan evaluar su rentabilidad real.
El modelo de negocio basado en licencias y suscripciones premium aún no ha demostrado una capacidad clara para justificar una valoración de 300.000 millones. No obstante, la proyección del mercado se basa en la expectativa de que OpenAI liderará el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial general (AGI), lo que posiciona a la empresa como un activo estratégico en una industria que se prevé transformadora.
Conflictos y presiones internas en torno a la dirección de OpenAI
El proceso de reestructuración ha estado acompañado de fuertes tensiones entre la dirección de OpenAI y sus fundadores originales. La demanda interpuesta por Elon Musk sostiene que la empresa ha vulnerado su misión fundacional al anteponer intereses comerciales. Por otro lado, la reciente oferta de adquisición de más de 97.000 millones de dólares por parte de un consorcio vinculado a Musk fue rechazada por el consejo de la organización sin ánimo de lucro.
Estas disputas podrían entorpecer la transición hacia un modelo societario orientado al beneficio y, por extensión, comprometer el cumplimiento de los términos acordados con SoftBank. De no completarse la reestructuración, la compañía no solo vería reducida su financiación, sino que podría enfrentar mayores obstáculos regulatorios y reputacionales.