Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
En un mundo en constante evolución, la innovación tecnológica modifica la forma en la que las personas perciben, viven y exploran los entornos urbanos. Y es que según datos de Statista se prevé que los ingresos en el mercado de las ciudades inteligentes alcancen los 89.490 millones de dólares en 2023.
A medida que las Smart Cities se convierten en un término cada vez más familiar, surge una nueva realidad revolucionaria la Ciudad Cognitiva que brota como una nueva fase en la evolución de los entornos urbanos conectados.
A diferencia de una Smart City, que recopila, muestra e interconecta los datos para optimizar los recursos, una Ciudad Cognitiva va más allá al predecir y reaccionar ante lo que necesitan las personas, es decir, la Ciudad Cognitiva es proactiva.
BeRepublic, un grup de innovación digital, identifica cinco claves que caracterizan a la Ciudades Cognitivas:
- Análisis de datos y aprendizaje automático: la Ciudad Cognitiva se basa en los datos que aprende, los recuerdos que crea y las experiencias que recupera para mejorar continuamente la vida urbana. Mientras que las ciudades inteligentes se centran en un enfoque eficiente, lo que limita su cambio, la Ciudad Cognitiva utiliza de forma inteligente los datos en beneficio de la sociedad que evoluciona proactivamente gracias al uso de dicha información.
- Tecnología como catalizador del cambio: la captación de los datos permite la predicción y el ajuste en tiempo real para que la toma de decisiones sea más eficiente y acorde con las necesidades de la sociedad. Se trata de un proceso en tiempo real que muestra la forma como opera, se conecta y funciona la sociedad.
- Participación ciudadana y colaboración: la confianza es un elemento clave en este proceso, ya que los ciudadanos deben sentirse seguros y empoderados para participar activamente en la toma de decisiones y la mejora de sus comunidades. Para facilitar la participación ciudadana no se trata únicamente de incorporar la utilización de las nuevas tecnologías e impulsar gobiernos digitales sino de facilitar espacios, físicos y virtuales, para que los ciudadanos participen en todo el proceso de propuesta, ejecución y evaluación mediante el uso de nuevas tecnologías.
- Foco en las personas: la base de una Ciudad Cognitiva radica en el conocimiento de sus habitantes. Las ciudades cognitivas pueden utilizar eficazmente esos datos para mejorar la salud, la seguridad, el bienestar y la prosperidad de sus ciudadanos, porque toda la ciudad participa en la recopilación, el intercambio y el uso de los datos que fluyen de ciudadano a ciudadano y de ciudadano a ciudad. No sólo toda la urbe genera y consume información, sino que toda la ciudad aprende continuamente y se adapta a medida que la ciudad aprende de ella.
- Mínimo impacto: estos entornos priorizan la sostenibilidad mediante la utilización de redes eléctricas inteligentes, fuentes de energía renovable y una gestión eficiente de recursos. El uso de datos y tecnología permite la optimización del consumo de energía, la gestión de residuos y la monitorización ambiental.
El futuro de las Ciudades Cognitivas es prometedor, pero también presenta desafíos importantes y nos invita a todos a hacer parte del debate. Pretendemos difundir nuestros conocimientos sobre estos entornos urbanos y participar de la discusión que se debe tener entre gobiernos, empresas, comunidades y expertos tecnológicos.
La gestión de grandes volúmenes de datos y la garantía de la privacidad y la seguridad de la información son solo unos de los retos que esta nueva realidad nos presenta. Si se logran resolver, las ciudades cognitivas podrían desempeñar un papel importante en la creación de entornos urbanos más inteligentes y eficientes pensados en beneficio de sus ciudadanos.