Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
Nutanix ha analizado el crucial momento que atraviesan los responsables de TI en las organizaciones, obligados a mantener un equilibrio constante entre permitir que las personas trabajen y rindan mejor, cumplir las normas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) y no disparar los presupuestos de TI.
Aunque las presiones a las que se ven sometidas las entidades públicas y privadas para cumplir los objetivos de carbono NetZero son innegables, la mayoría de los responsables de TI se enfrentan a la presión añadida de intentar seguir el ritmo de la demanda de nuevas tecnologías.
La automatización domina ahora el pensamiento de los responsables de la toma de decisiones en TI porque resulta atractiva en términos de productividad y eficiencia, supliendo la escasez de personal cualificado, pero puede tener un coste, tanto financiero como medioambiental. Como advertía Gartner en sus 10 predicciones estratégicas para 2023, la IA conlleva un mayor riesgo de sostenibilidad. Para 2025, , «la IA consumirá más energía que la mano de obra humana, contrarrestando significativamente los esfuerzos para reducir a cero las emisiones de carbono».
Como reveló recientemente Gartner, se espera que el gasto mundial en la nube ronde los 600.000 millones de dólares este año, impulsado principalmente por tecnologías emergentes, como la IA generativa. El estudio de esta consultora afirma que la IA generativa requiere «capacidades informáticas potentes y muy escalables para procesar datos en tiempo real», y la nube ofrece «la solución y plataforma perfectas».
El modelo multicloud no dejará de crecer
La nube sigue siendo acusada de ser perjudicial para el medio ambiente y de no ayudar a las organizaciones a alcanzar sus objetivos de cumplimiento ESG. Sin embargo, el sector cloud ha sido uno de los más activos a la hora de aumentar la eficiencia y reducir el impacto ambiental. La demanda de servicios en la nube es tal que resulta inevitable mantener el ritmo. Amontonar más racks en un centro de datos puede ser una solución temporal justificable, pero no una respuesta a largo plazo.
Según el estudio de Nutanix Enterprise Cloud Index (ECI), el 85% de los 1.450 responsables de la toma de decisiones de TI reconocieron que alcanzar los objetivos de sostenibilidad corporativa es un reto para ellos. Aunque casi todos (92%) afirmaron que la sostenibilidad era una cuestión mucho más importante que hace un año, existe claramente una desconexión entre lo que las organizaciones quieren conseguir y cómo lo hacen. Lo que se aprecia es que hay grandes retos derivados al introducir en la misma ecuación complejidad y restricciones presupuestarias de TI.
Del ECI se desprende que la mayoría de las organizaciones utilizan más de un tipo de infraestructura de TI, ya sea una composición de nubes privadas y públicas, varias nubes públicas o un centro de datos local junto con un centro de datos alojado. Esta tendencia no parará de crecer, pero las infraestructuras mixtas plantean nuevos retos de gestión. Dada la creciente complejidad, las organizaciones necesitan un lugar único y unificado para gestionar las aplicaciones y los datos en sus diversos entornos.
El verdadero cambio para cualquier organización que opere en la nube es examinar la infraestructura subyacente. Medir y gestionar el impacto de los centros de datos seguirá siendo clave para reducir las emisiones de carbono de las TI. Como en el caso de un coche, si se dispone de un motor más pequeño, pero más potente y eficiente, no sólo se reducen las emisiones, sino que se posibilita el crecimiento y el aumento del rendimiento mediante herramientas como la inteligencia artificial.
Los cambios comienzan en el rack
Como sugiere Atlantic Ventures en su informe Improving sustainability in data centers, la demanda energética de los centros de datos sigue siendo muy elevada y genera grandes cantidades de emisiones de dióxido de carbono. El consumo de energía es un factor importante a la hora de medir el rendimiento medioambiental de los centros de datos, pero ahora se cuestiona un método tradicional.
Desde la perspectiva de Nutanix, los cambios deben hacerse en el rack. La modernización de la infraestructura empieza por las infraestructuras hiperconvergentes (HCI), que reducen las «piezas móviles» y, por tanto, las necesidades energéticas. Esto también significa menos complejidad, tanto en términos de estructuras en la nube como de gestión de datos.
Como afirma Atlantic Ventures, «en la región EMEA, las arquitecturas HCI tienen el potencial de reducir hasta 56,68 TWh entre 2022 y 2025 y ahorrar hasta 8.220 millones de euros en costes de electricidad en el mismo periodo para las empresas y proveedores de centros de datos que emprendan una transformación completa hacia la HCI». Esto, combinado con la refrigeración líquida de nueva generación, es un gran paso hacia la creación de una plataforma de bajo impacto para el futuro.
“Para cualquier organización que desee adoptar la IA y las aplicaciones de automatización relacionadas, es fundamental abordar ahora la complejidad de la infraestructura”, apunta Jorge Vázquez. “Es muy importante para las empresas contar con un socio tecnológico de confianza que conozca el funcionamiento de los centros de datos porque, a medida que se necesitan más y más datos en tiempo real, los retos son cada vez mayores”.