Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
El Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley de Creación y Crecimiento de Empresas (también conocida como Ley “Crea y Crece”) con un amplio respaldo.
Se trata de una de las principales reformas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y surge con el propósito de promover la constitución, crecimiento y expansión de nuevas empresas, disminuir los obstáculos regulatorios y luchar contra la morosidad.
En el marco de la lucha contra la morosidad, la norma establece la emisión y recepción obligatoria de factura electrónica en las relaciones comerciales de empresas y autónomos. Además, se prevé la creación de un Observatorio Estatal de la Morosidad Privada que proporcione información sobre los plazos de pago y cobro de las empresas españolas.
La factura electrónica, en este sentido, es una potente herramienta para garantizar tanto el control de pagos como la eficiencia de las empresas, dado sus beneficios en términos de trazabilidad y ahorro medioambiental, de gestión y tiempo.
Los datos lo avalan, según el “Estudio comparativo del uso de la factura electrónica en España” publicado por SERES, el total de 296.469.689 facturas electrónicas emitidas en 2021 en nuestro país evitaron la tala de 16.486 pinos, el ahorro de 2.300.604.787 euros en gestión y el ahorro de 617 años laborables. Asimismo, el Estudio refleja, a su vez, la tendencia al uso de la factura electrónica en los últimos años. Concretamente, en los ámbitos B2B, B2G y B2C a nivel nacional, el volumen total de facturas electrónicas emitidas en 2021 experimentó una variación positiva anual del 28,12%. En este sentido, en 2021 se emitieron 55.738.642 más facturas electrónicas que en 2020.
Así, la factura electrónica es una pieza clave del proceso de digitalización de las compañías. La Ley Crea y Crece facilita este proceso de migración a la e-factura. Las empresas y autónomos tienen ante sí una gran oportunidad para dar el salto a la digitalización, optimizar sus procesos internos y ser más competitivos para, de esta forma, ofrecer unos mejores servicios y contribuir al progreso del tejido productivo e industrial.