La Comisión Europea ha delineado un ambicioso plan para reducir la burocracia en la Unión Europea, con el objetivo de revitalizar la economía comunitaria y reforzar su competitividad global en los próximos cinco años. El borrador del proyecto, conocido como la Brújula de la Competitividad «, será publicado oficialmente el 29 de enero, según ha adelantado Euractiv, que ha tenido acceso al texto.
La estrategia, marcada por el lema Simplificar y acelerar, establece medidas destinadas a racionalizar normativas, reducir cargas administrativas y fomentar la flexibilidad en áreas estratégicas. Entre los pilares clave del plan se encuentra la implementación de un régimen normativo simplificado para empresas y una coordinación económica más estrecha entre las instituciones europeas, los Estados miembros y el sector privado.
Sin embargo, esta agenda ha suscitado preocupaciones debido a la aparente marginación de las políticas laborales y sociales, históricamente fundamentales en el modelo europeo. Según observadores y expertos, la búsqueda de competitividad podría implicar riesgos significativos para el bienestar de los trabajadores y la cohesión social del bloque.
Medidas concretas para una simplificación normativa
El documento detalla que, a partir del próximo 26 de febrero, la Comisión presentará un paquete de simplificación que pretende reducir la carga regulatoria para empresas, especialmente para pequeñas y medianas empresas (PYME).
Este paquete incluirá una disminución del 25% en las obligaciones de información para las empresas privadas, cifra que alcanzará el 35% en el caso de las PYME. Además, se introducirá un régimen normativo «a medida» para las empresas de mediana capitalización, consideradas esenciales en el ecosistema empresarial europeo.
Asimismo, el texto aboga por la creación de un «28º régimen jurídico», diseñado para las empresas que operan en varios Estados miembros, con el fin de evitar obstáculos derivados de las discrepancias legales entre los países de la UE. El borrador subraya que la simplificación regulatoria debe basarse en un enfoque práctico que contemple las cadenas de valor y fomente la confianza e incentivos, en lugar de un control exhaustivo.
Competitividad frente a Estados Unidos y China
La estrategia busca posicionar a la UE como un competidor global frente a economías como Estados Unidos y China. Para ello, propone la creación de una Herramienta de Coordinación de la Competitividad, destinada a promover proyectos estratégicos comunes entre los Estados miembros. También se contempla un Fondo de Competitividad en el próximo presupuesto plurianual de la UE, orientado a impulsar inversiones en inteligencia artificial, tecnologías limpias, biotecnologías y el sector espacial.
En el ámbito financiero, Bruselas propone medidas para desbloquear la financiación bancaria, reactivar el mercado de titulización y eliminar obstáculos fiscales a la inversión transfronteriza. Además, el documento resalta la necesidad de integrar los mercados de capitales y consolidar bolsas y fondos para fortalecer el mercado único.
Impacto social: un área relegada
A pesar de las promesas de competitividad, el enfoque casi exclusivo en objetivos económicos ha generado críticas por la falta de atención a las políticas laborales y sociales. Según un análisis del Observatorio Corporativo Europeo, el 65% de las recomendaciones del informe Draghi, que ha influido en el diseño de esta agenda, provienen de empresas y organizaciones empresariales, mientras que solo el 5% proceden de sindicatos u organizaciones de la sociedad civil. Esto refleja una descompensación en las prioridades de la nueva estrategia.
En este contexto, Leïla Anderson, presidenta del Comité de Asuntos Económicos y Sociales, ha advertido que priorizar los intereses corporativos sobre los derechos sociales podría ser devastador para el modelo social europeo. Este modelo, que combina un mercado de bienestar con protecciones laborales robustas, ha sido un rasgo distintivo de Europa frente a economías como Estados Unidos o el Reino Unido.
Desafíos para la fuerza laboral y el modelo europeo
El podcast Hoy en la UE destaca que sectores tradicionales como el automovilístico y el energético están atravesando crisis significativas, con despidos masivos potenciales que no solo afectan la economía, sino también la cohesión social. Estas problemáticas no están siendo adecuadamente abordadas en la actual agenda de competitividad.
Además, por primera vez desde los años 70, el portfolio dedicado exclusivamente a políticas laborales y sociales ha desaparecido en el nuevo Colegio de Comisarios. Aunque la presión pública obligó a reintroducir términos como empleos de calidad y derechos sociales en el título del portfolio correspondiente, la ausencia de un enfoque claro sobre estos temas plantea preguntas sobre el futuro del modelo social europeo.
Un enfoque equilibrado es clave
La estrategia de von der Leyen refleja un esfuerzo por contrarrestar los desafíos estructurales que enfrenta la economía europea. Sin embargo, los críticos argumentan que este enfoque debe equilibrarse con medidas que protejan el modelo social europeo y aborden las necesidades de los trabajadores. Sin políticas laborales sólidas, el riesgo de desindustrialización y el debilitamiento del tejido social podrían convertirse en realidades preocupantes para la Unión Europea.
La publicación oficial del plan la próxima semana será un paso importante para la implementación de las reformas propuestas. No obstante, su éxito dependerá de la capacidad de la Comisión para equilibrar las prioridades económicas con las sociales, asegurando que los beneficios de la competitividad sean compartidos de manera equitativa.
