Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
¿Siempre hemos imaginado, como lo hacemos ahora, futuros radicalmente distintos? ¿Cómo ha ido cambiando nuestra idea de futuro en distintos momentos históricos? ¿Qué impacto han tenido esas ideas en el devenir de nuestras sociedades? ¿Cómo aparecen y se desarrollan esas imágenes, y qué papel juegan la imaginación y la creatividad en la producción de futuros posibles?
Estas son algunas de las preguntas que propone La gran imaginación. Historias del futuro , una exposición que aborda una reflexión sobre los imaginarios de futuro. Entender cómo se pensó el futuro en el pasado y por qué, comprobar de qué manera estas ideas siguen condicionándonos a la hora de imaginarlo y repensar cómo podemos aventurar nuevos futuros desde el momento actual. En un siglo asolado por múltiples crisis cuyo devenir puede ser crucial para la historia de nuestro planeta, ¿sigue siendo válido especular sobre futuros idealizados como los que se imaginaron en el pasado? ¿Qué futuros alternativos podemos imaginar para dar respuesta a los retos a los que nos enfrentamos?
Desde las series más seguidas del momento, pasando por el cine, la literatura e incluso la publicidad, nuestra cultura está saturada de imágenes de futuros. Cada época ha tenido su particular visión del futuro condicionada, en buena medida, por el contexto que la ha alimentado. La exposición, comisariada por Jorge Camacho, experto en diseño de futuros, presenta así proyectos que van desde las primeras utopías del siglo XVI hasta las especulaciones más actuales, pasando por todo el imaginario que se difunde a partir de la Revolución Industrial y del que seguimos bebiendo en gran medida. La exposición se estructura a través de cuatro grandes apartados: Futuros presentes, Antes del futuro, La gran imaginación y Cuatro Alternativas: El mundo en 2050.
Futuros presentes
Actualmente, transitamos por una verdadera explosión en nuestro interés por el futuro; una explosión que no es únicamente cuantitativa sino también cualitativa, y que nos invita a preguntarnos por qué, cómo y para quién generamos esas imágenes de futuro. Este afán por dar forma a nuestros anhelos y a nuestros miedos ha quedado plasmado, en las últimas décadas, en una variedad cada vez mayor de disciplinas y medios que van desde la literatura y el cine a las series, la arquitectura, el diseño o la publicidad.
El primer apartado, titulado ‘Futuros Presentes’, abarca el período que va de 2010 a 2021, con una selección de piezas contemporáneas que abordan algunos de los temas recurrentes en las proyecciones de futuro actuales: la frontera entre lo físico y lo virtual, la convivencia con los robots y la inteligencia artificial, la colonización espacial o la necesidad de generar estrategias de renaturalización.
En esta sección encontramos obras como NurturPod 2017 del profesor experto en prospectiva, Stuart Candy, la escultura Hortus XL de ecoLogic Studio, imágenes de The Frozen Neighborhoods de Olalekan Jeyifous o la proyección Seoul City Machine de Liam Young. Una gran escultura tridimensional de visualización de datos creada por Domestic Data Streamers muestra cómo el interés por el concepto futuro varía dependiendo de cada época. Basada en datos de Google Trends, recoge el número de artículos y noticias que incluyen el término “futuro” publicados entre 2008 y 2021.
Antes del futuro
El que los humanos tengamos una suerte de capacidad prospectiva innata no significa que siempre hayamos producido imágenes del futuro en el sentido que lo hacemos ahora. En los albores de la modernidad, los relatos utópicos y la sátira se podrían considerar los precursores más inmediatos de la imaginación futurista. Aún en el siglo XVII todavía es difícil encontrar narraciones que propiamente se refieran al futuro.
Inspirados por el descubrimiento de territorios desconocidos como el continente americano, islas lejanas con mundos fantásticos sirvieron a distintos autores para proyectar modelos de sociedades ideales. En este ámbito, el visitante encontrará ediciones únicas de la Utopía de Tomás Moro; La Nueva Atlántida de Francis Bacon; La Ciudad del Sol de Tommaso Campanella o Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift, cada uno de ellos interpretados bajo la mirada del Premio Nacional de Ilustración 2016, Javier Sáez Castán.
Es necesario esperar hasta el siglo XVIII para el surgimiento de los primeros relatos propiamente futuristas: Memorias del siglo XX de Samuel Madden (1733) y, particularmente, El año 2440 de Louis-Sébastien Mercier (1771), inician un nuevo paradigma al imaginar un tiempo futuro conectado cronológica y causalmente, con su presente. Las llamadas ucronías del siglo XVIII abrieron las puertas a 250 años de explosión imaginativa orientada hacia el futuro. Algunas joyas bibliográficas de la Colección Piero Gondolo della Riva pueden verse en este apartado junto con una instalación titulada Cronología del Futuro que muestra en qué año algunos hitos del cómic, la literatura y el cine situaron el futuro.
La gran imaginación
¿Es casualidad que esta explosión futurista se desatara precisamente coincidiendo con el crecimiento de las ciudades, el aumento exponencial de la movilidad o la eclosión de las tecnologías de la comunicación? ¿La imaginación futurista florece gracias a un contexto de progreso material o es precisamente el estallido de una fantasía creativa lo que anima y guía el sinfín de innovaciones que aparecen en este momento?
Esta pregunta, que centra buena parte de la exposición, parte del concepto de Gran Aceleración acuñado por las Ciencias de la Tierra y que define el crecimiento exponencial de la actividad humana que acontece en la segunda mitad del siglo XX y cuyo origen suele rastrearse hasta mediados del siglo XVIII. La Gran Imaginación sugiere un proceso de retroalimentación entre, por un lado, la aceleración de cambios socioeconómicos y medioambientales y, por el otro, la proliferación de historias y preocupaciones sobre el futuro acontecida durante el mismo período.
La ciudad y su arquitectura, la movilidad y el transporte, la vida automatizada, la telecomunicación o la conquista del espacio son de nuevo algunos de los temas sobre los que se agrupan ficciones populares que van desde el siglo XIX hasta los años 80 del siglo, resonando con la primera parte de la exposición. La verticalidad de edificios cada vez más altos o la sobrepoblación de ciudades al borde del colapso se plasman en imágenes que van desde los dibujos de Erich Kettelhut o Otto Hunte para la película Metrópolis en los años 20 hasta Blade Runner de Ridley Scott en los 80.
La imaginación aplicada al transporte se plasma en ilustraciones que van desde las ensoñaciones del cielo parisino repleto de coches voladores de Albert Robida (1893) hasta los dibujos de ciudades plagadas de automóviles de Norman Bel Geddes para Futurama. La visión de casas domotizadas aparece ya en películas como el Hotel eléctrico de Segundo de Chomón (1908) o La casa eléctrica de Buster Keaton (1922), las fantasías de aparatos de comunicación que integran voz e imagen en movimiento se popularizan ya a finales de 1870 con la idea del telefonoscopo y se acercan sorprendentemente a los actuales teléfonos inteligentes en películas como 2001. Odisea en el espacio (1968).
El papel de la tecnología en la educación se plantea ya en En el año 2000 de Jean-Marc Côté (1899) y la formación online parece ser una realidad a la vuelta de la esquina en la publicidad de los años 60. Es quizá en la segunda mitad del siglo XX cuando la aspiración por una vida moderna y acomodada alcanza su máximo esplendor y, también hay que reconocerlo, su mayor grado de inocencia. Aún en la década de 1960, las imágenes de un futuro siglo XXI seguían especulando sobre transformaciones tecnológicas radicales en nuestros hogares sin considerar la posibilidad de que las mujeres se liberaran de sus roles tradicionales en la economía doméstica.
Distopías
Si la ficción futurista nace con las ucronías del siglo XVIII proyectando los sueños de la modernidad en un tiempo futuro, esta alcanza su clímax durante el siglo XX conforme las pesadillas de la modernidad comienzan a tomar un lugar cada vez más protagonista en la Gran imaginación. Primero la literatura y después el cine distópico se han usado para advertir a la humanidad sobre los riesgos de un progreso sin valores.
El control social y la robotización, la crisis climática derivada de nuestro estilo de vida o la posibilidad de una guerra final encarnan miedos recurrentes sobre el futuro que siguen más vigentes que nunca a día de hoy. Obras más recientes como The man machine de Kraftwerk (1978) evocan junto con ilustraciones de los años 30 de Winsor McCay el miedo a la robotización y ediciones únicas de 1984 de George Orwell (1949), Nosotros de Yevgueny Zamiatin (1924) o Un mundo feliz de Aldous Huxley (1932), encarnan visiones distópicas sobre cuestiones que nos siguen preocupando en 2021.
Cuatro alternativas: El mundo en 2050
En la actualidad, el mundo se encuentra en mitad de una pandemia y una recesión económica, y afronta grandes desafíos como el cambio climático, la crisis de las democracias y el gran reto de la digitalización y la inteligencia artificial. Por ello, la capacidad para generar nuevas visiones que nos ayuden a pensar mundos viables y alternativos resulta más necesaria que nunca.
La exposición cierra con un conjunto de instalaciones creadas específicamente para la muestra que representan cuatro miradas alternativas situadas en 2050. Planteado desde la teoría de uno de los pioneros de los Estudios de Futuros, Jim Dator, según el cual las diferentes visiones prospectivas pueden agruparse en cuatro arquetipos de futuro, se ofrecen cuatro escenas que responden respectivamente a un futuro de Crecimiento, Colapso, Disciplina y Transformación.
Un futuro de crecimiento. Carlota Pérez + Institute for the Future
¿Qué pasaría si, dentro de treinta años, hubiéramos transformado el paradigma de crecimiento actual, desigual e insostenible, en un nuevo tipo de crecimiento verde, innovador y más justo? Esa es la propuesta teórica y política de Carlota Pérez, Profesora Honoraria del Instituto para la Innovación y el Propósito Público (University College London, Reino Unido), y una de las expertas mundiales en la relación entre innovación tecnológica y cambio social. Jacques Barcia y Jake Dunagan, investigadores del Institute for the Future y expertos en diseño de futuros, materializaron esta posibilidad para transportarnos a la primera final de la Copa FIFA Regeneración. Hoy, el equipo Verde y Oro FC compite para llevarse el trofeo que celebra haber mitigado el cambio climático y sin haber tenido que sacrificar una prosperidad económica global que nunca había estado más equitativamente repartida gracias a los avances tecnológicos.
Un futuro de colapso. Raphaël Stevens + NORMALS
Para Raphaël Stevens, el colapso es el horizonte de nuestra generación. Stevens es investigador y especialista en transición ecológica, uno los iniciadores del movimiento intelectual que le da nombre al libro Colapsología, del que es coautor junto con Pablo Servigne, y que explora la posibilidad real de un colapso civilizatorio. El estudio N O R M A L S, conformado por Cedric Flazinski y Régis Lemberthe, parte de esta idea para ofrecernos una provocación fabulosa: ante la inminencia del colapso, y tras la victoria aplastante de un referéndum, el gobierno de Pyria decide eliminarse a sí mismo como Estado para garantizar la supervivencia de sus habitantes.
Un futuro de disciplina. Giacomo d’Alisa + BECOMING
¿Sería posible evitar el colapso que muchos piensan será la consecuencia irremediable del crecimiento económico desenfrenado? Un movimiento intelectual y político cada vez más prominente a nivel global ofrece una posible salida: vivir bien con menos, priorizando la equidad y la sostenibilidad. Giacomo D’Alisa es ecologista político en el Centro de Estudios Sociales (Universidad de Coímbra, Portugal) y uno de los mayores expertos mundiales en decrecimiento. Para esta instalación ha colaborado con Becoming, un estudio de investigación que explora escenarios emergentes para repensar el mundo. Juntos nos invitan a visitar la sede de las ERRES, un grupo intergeneracional que se reúne para participar de la regeneración de ecosistemas humanos y urbanos. Su sede se sitúa en un antiguo centro comercial que en 2050 ha sido reconvertido para albergar otro tipo de servicios centrados en el bienestar de la comunidad y el planeta.
Un futuro de transformación. Holly Jean Buck + OIO STUDIO
La vida simple y en equilibrio con la Tierra puede ser atractiva para algunas personas, pero fundamentalmente anodina para otras. ¿Dónde quedaría la aventura de descubrir nuevos mundos? ¿Qué pasaría si para mitigar el cambio climático transformáramos el planeta y sus ecosistemas? ¿No sería atractivo entonces redescubrirlo? Ese es el futuro que representa Blue Marvel Travels, el resultado de la colaboración entre Holly Jean Buck y OIO Studio. Buck es profesora en el Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad (Universidad de Búfalo, Estados Unidos) y autora del libro After Geoengineering. OIO Studio es un despacho creativo integrado por diseñadores, tecnólogos y bots que desarrollan productos e interacciones futuras.
Nuestros futuros
Si bien la imaginación de futuros alternativos es más importante que nunca, solo será útil si dentro de esas alternativas podemos reconocer al menos una imagen que gracias a su magnetismo nos inspire a vivir de manera diferente en el presente. La exposición culmina con una experiencia creada por Domestic Data Streamers donde el visitante podrá evaluar no sólo su postura individual ante el futuro, sino la del resto de visitantes. A fin de cuentas, este recorrido a lo largo de más de 250 años de imaginación futurista pretende no sólo detonar una reflexión sobre el futuro sino contribuir activa y críticamente en su proceso de construcción.
Actividades paralelas: La exposición La Gran Imaginación. Historias del Futuro va acompañada de talleres gratuitos para público escolar y para familias. Además, hay un programa de visitas gratuitas comentadas para particulares y para grupos con reserva previa. También puedes consultar y descargarte la guía práctica para complementar la visita en la web, así como reservar la entrada gratuita.
Para más información: espacio.fundaciontelefonica.com