

Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
La Inteligencia Artificial (IA) continúa consolidándose como un eje estructural en la transformación del tejido productivo español. En un encuentro organizado por DigitalES, la Asociación Española para la Digitalización, expertos de administraciones públicas y empresas líderes abordaron el impacto de esta tecnología en sectores estratégicos como la sanidad, la energía, las telecomunicaciones, las finanzas y la administración pública. La jornada giró en torno al papel emergente de los denominados Agentes de IA y su función como elementos operativos clave en la automatización, optimización y mejora de servicios.
Durante su intervención, Aleida Alcaide, directora general de Digitalización e Inteligencia Artificial del Ministerio de Transformación Digital, subrayó la orientación del Gobierno hacia una integración efectiva de la IA en el sistema económico. En este sentido, recordó que la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) cuenta con una inversión total de 2.100 millones de euros entre 2021 y 2024. Como parte de ese esfuerzo, se publicarán convocatorias de ayudas por más de 300 millones de euros dirigidas a proyectos de IA, especialmente en sectores como sanidad, pymes, formación e investigación.

Jesús Herrero, director general de Red.es, detalló que, además de una línea específica de 50 millones de euros para casos de uso en salud, se habilitarán 223 millones para proyectos en los sistemas de salud autonómicos, 130 millones para sectores productivos, 10 millones para computación cuántica y 20 millones para aplicaciones en pequeñas y medianas empresas. Estas convocatorias buscan incentivar desarrollos tecnológicos que apliquen IA en soluciones prácticas con impacto económico directo.

Por parte de DigitalES, su director general, Miguel Sánchez Galindo, destacó el rol central de la colaboración público-privada en la atracción de grandes proyectos de inversión tecnológica en España. Según el Libro Blanco de la IA Generativa publicado por la asociación, un 42% de la actividad productiva nacional podría verse afectada por este tipo de IA, con un impacto estimado en el crecimiento del PIB de entre un 0,2% y un 1,2% anual.
Aplicaciones prácticas en telecomunicaciones y energía
El debate sobre IA en los sectores de telecomunicaciones y utilities puso de manifiesto cómo los agentes de IA están siendo empleados para automatizar procesos, reducir costes operativos y mejorar la experiencia del cliente. Paloma Sevilla, representante de la asociación eléctrica aelēc, explicó que la IA permite predecir fallos y anticipar la demanda energética, facilitando una mayor integración de energías renovables.
En telecomunicaciones, Javier Castellanos, de MasOrange, abordó la evolución de la atención al cliente gracias a la IA generativa, que ahora se integra con los sistemas ERP y CRM, mejorando la interacción entre sistemas y agentes humanos. Telefónica, por su parte, ha desarrollado un Plan de Compañía para integrar la IA en sus procesos y un programa formativo para su plantilla, según expuso Javier Magdalena.
Desde el punto de vista de los proveedores, Miguel Familiar-Cabero (Ericsson) y Eduardo Pérez (ZTE) señalaron que las redes autónomas serán una realidad antes de 2030. Estas redes, clasificadas por niveles según el TM Forum, podrían alcanzar el nivel 5, que implica operación autónoma basada en IA nativa y programabilidad avanzada.
Salud y sector público: hacia una administración proactiva
El uso de agentes de IA en el ámbito sanitario y la administración pública fue otro de los ejes destacados. Daniel Hidalgo (Accenture) defendió la necesidad de acompañar tecnológicamente a los empleados públicos y diseñar soluciones centradas en el ciudadano. Juan Corro, del Ayuntamiento de Madrid, anunció la creación de una infraestructura específica para desarrollar casos de uso con IA, con el objetivo de evolucionar hacia una Agentics city.
Desde el Hospital Gregorio Marañón, Raúl López explicó el funcionamiento de su centro de control basado en IA para optimizar estancias hospitalarias y mejorar diagnósticos. Sergio Martínez (HP) remarcó la importancia de la calidad del dato como elemento esencial en sus desarrollos de automatización y predicción hospitalaria.
En el ámbito judicial y fiscal, Patricia Urbez (Fujitsu) mostró cómo la IA reduce hasta un 70% el tiempo en procesos de detección de fraude, mientras que José Luis Maté (NEC) introdujo el concepto de gemelos digitales como herramienta de simulación urbana.
Transformación del sector financiero y asegurador
En el debate centrado en banca y seguros, se evidenció una aplicación creciente de la IA en tareas como la atención al cliente, la detección de fraude y la gestión del cumplimiento normativo. Carlos Gómez (COBAS) ilustró cómo un asistente de IA permite atender consultas de clientes inversores con un equipo reducido y en horario ininterrumpido.
Antonio Conde (CISCO) presentó datos de estudios que cifran en hasta un 90% la mejora en detección de fraude y en un 40-60% la reducción de costes de cumplimiento normativo gracias a la IA. Asimismo, alertó sobre la necesidad de garantizar la calidad de los datos ante la llegada de la computación cuántica.
Adrián Sánchez (Capgemini) reiteró que la IA se está integrando en todas las etapas del ciclo financiero, desde la optimización de procesos hasta la mejora en la toma de decisiones, mientras que María Gómez (IBM) expuso casos internos de automatización con agentes de IA para liberar recursos humanos en tareas administrativas.
Enfoque transversal centrado en las personas
Todos los paneles coincidieron en destacar que la incorporación de la IA debe tener como eje principal a las personas. La tecnología se percibe no como un fin, sino como un medio para aumentar la eficiencia, mejorar la calidad de los servicios y facilitar una interacción más inteligente entre los sistemas y los usuarios.
Además del desarrollo técnico, se insistió en la necesidad de políticas activas de formación, gobernanza ética y colaboración institucional que permitan una implantación equilibrada y sostenible. La regulación basada en riesgos, como la propuesta desde la Unión Europea, fue vista como un factor necesario para asegurar un entorno de aplicación seguro y confiable.