
Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
El sector tecnológico de Estados Unidos atraviesa un periodo de volatilidad e incertidumbre tras el anuncio del expresidente Donald Trump de una nueva ronda de aranceles a productos importados.
La medida, que impone una tarifa mínima del 10 % a todas las importaciones y aranceles adicionales de hasta el 49 % a países clave como China, Vietnam, India, Corea del Sur y la Unión Europea, ha provocado un desplome generalizado en las bolsas y abre un escenario de consecuencias estructurales para las compañías del sector.
Las cotizaciones de las principales tecnológicas —Apple, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla, entre otras— registraron caídas entre el 4 % y el 6 % en la sesión extendida del miércoles, reflejo de la elevada exposición que estas empresas tienen a las cadenas de suministro internacionales. Apple y Amazon fueron las más afectadas, con descensos cercanos al 6 %, mientras que Nvidia y Meta perdieron alrededor de un 5 %. Los datos de mercado y las reacciones iniciales fueron recogidos por CNBC tras el anuncio.
Aumento de costes y riesgo de inflación
Además del impacto bursátil inmediato, los nuevos aranceles amenazan con modificar las dinámicas comerciales del sector. Apple, por ejemplo, obtiene cerca del 50 % de sus ingresos de dispositivos fabricados en China e India, y una parte significativa de su producción se encuentra en Vietnam. Amazon, por su parte, depende en gran medida de bienes de bajo coste ofrecidos por terceros desde China.
Las tarifas afectarán directamente al coste de fabricación y distribución, lo que podría trasladarse al consumidor final. Según estimaciones de Morgan Stanley, a las que tuvo acceso The New York Times, Apple podría enfrentar un sobrecoste anual de 8.500 millones de dólares como consecuencia de estos aranceles, con un impacto estimado del 7 % sobre sus beneficios anuales. Los expertos advierten que estas presiones sobre los márgenes podrían trasladarse a los precios, exacerbando la inflación, un problema especialmente sensible tras el reciente repunte del coste de la vida en Estados Unidos.
Fin de la exención para paquetes de bajo valor
Una de las decisiones más significativas del nuevo paquete arancelario es la eliminación, a partir del 2 de mayo, de la llamada “exención de minimis”, que permitía a consumidores estadounidenses importar productos por valor inferior a 800 dólares sin pagar impuestos. Esta medida ha sido utilizada ampliamente por plataformas como Shein, Temu, e incluso por Amazon, eBay y Etsy para enviar millones de paquetes desde China y Hong Kong sin coste arancelario. Wired señala que la medida puede alterar sustancialmente el comercio electrónico tal como se conoce actualmente en Estados Unidos.
El fin de esta exención representa un golpe directo al comercio electrónico transfronterizo. La logística de bajo coste que sostenía parte del crecimiento del e-commerce puede verse afectada por mayores controles aduaneros y costes logísticos adicionales, que podrían frenar las ventas internacionales y alterar las dinámicas de consumo digital en Estados Unidos.
Excepciones limitadas: chips y semiconductores
En el nuevo esquema tarifario, el único segmento exento parcialmente son los semiconductores. Empresas como Nvidia, que dependen de chips fabricados por la taiwanesa TSMC, no tendrán que pagar el arancel del 32 % impuesto a Taiwán. No obstante, podrían verse afectadas por la tarifa general del 10 %, aún no aclarada para este tipo de componentes. Según datos del sector, el 44 % de los chips lógicos importados por EE. UU. provienen de Taiwán.
Esta exención subraya el reconocimiento del papel estratégico que juegan los semiconductores en áreas como inteligencia artificial, defensa y computación avanzada. Al mismo tiempo, refuerza la presión para que EE. UU. acelere la inversión en producción doméstica de chips y tecnologías críticas.
Ganadores potenciales: software logístico y servicios de análisis
No todas las empresas tecnológicas resultarán perjudicadas. Algunas compañías vinculadas a la logística y al análisis de datos podrían beneficiarse del nuevo entorno arancelario. La firma Palantir, especializada en análisis predictivo, publicó de inmediato una oferta para ayudar a las empresas a gestionar decisiones relacionadas con tarifas en tiempo real mediante inteligencia artificial. Nuvocargo, startup de transporte y aduanas con sede en Ciudad de México, prevé un aumento de la actividad durante el segundo trimestre del año.
Estas compañías ofrecen servicios que facilitan el cumplimiento normativo, la adaptación de rutas logísticas y la optimización de costes en un contexto regulatorio volátil. Sin embargo, el propio sector logístico también se ha visto afectado por la incertidumbre. Empresas como Flexport han expresado preocupación por el caos derivado de decisiones repentinas, como la imposición y retirada de aranceles a importaciones mexicanas y canadienses en cuestión de días.
Críticas desde el ámbito académico y empresarial
Especialistas en comercio y economía internacional han manifestado dudas sobre la efectividad del nuevo marco arancelario. Tibor Besedes, profesor en el Georgia Institute of Technology, cuestiona que los consumidores estadounidenses estén dispuestos a asumir precios más altos para fomentar el producto nacional. “No hay evidencia de que eso ocurra”, señala. Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, advierte que el mayor golpe podría concentrarse en los minoristas digitales y en las marcas de dispositivos de consumo.
Nick Vyas, director del Global Supply Chain Institute en la Universidad del Sur de California, considera que los aranceles son, en última instancia, una forma de impuesto que terminarán pagando los consumidores. Aun así, defiende una política industrial a largo plazo que combine producción local de tecnologías críticas, como semiconductores y defensa, con programas de formación y alianzas estratégicas internacionales.
Un giro estructural con efectos a medio y largo plazo
El anuncio de Trump podría marcar el inicio de una transformación profunda en el comercio tecnológico mundial. A diferencia de los ciclos anteriores, las nuevas medidas afectan simultáneamente a múltiples socios estratégicos —incluidos países con los que EE. UU. mantiene acuerdos bilaterales o alianzas regionales— y limitan las vías de adaptación para las empresas globales.
La fragmentación del comercio digital, el encarecimiento de las cadenas de suministro y la posible ralentización del consumo podrían derivar en una reevaluación del modelo operativo de las grandes tecnológicas. Aunque algunas firmas logísticas y de software podrían capitalizar este entorno, el grueso del sector enfrentará mayores costes, presión regulatoria y una volatilidad sostenida en los mercados financieros.