La transición hacia una economía sostenible está transformando el panorama energético e industrial en Europa, donde España ha emergido como un líder destacado gracias a su apuesta por los clústeres industriales, que combinan innovación tecnológica, colaboración público-privada y recursos renovables.
Estos ecosistemas integrados no solo están acelerando la descarbonización del sector energético, sino que también posicionan al país como un referente en la estrategia europea conocida como Clean Industrial Deal. Con iniciativas clave como el Valle del Hidrógeno Verde en Andalucía y el clúster del País Vasco, España está sentando las bases para una revolución industrial limpia que promete beneficios económicos y ambientales a gran escala.
En un artículo publicado por el Foro Económico Mundial, Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, y Ann Mettler, vicepresidenta de Breakthrough Energy Europe, analizan cómo España está redibujando el mapa industrial del continente.
El análisis resalta cómo España combina su posición geográfica estratégica, la abundancia de recursos renovables y políticas diseñadas para acelerar la transición hacia una economía descarbonizada. A pesar de estas fortalezas, los autores subrayan que alcanzar los objetivos propuestos exige abordar desafíos clave, como la financiación de proyectos, la creación de marcos regulatorios estables y la implementación de tecnologías a gran escala. En este contexto, proponen una hoja de ruta que incluye el refuerzo de las alianzas público-privadas, la agilización de procesos regulatorios y la inversión estratégica de los ingresos generados por el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS).
El papel de los clústeres industriales
Los clústeres industriales están desempeñando un papel crucial en la transición energética de España, estos ecosistemas integrados facilitan la escalabilidad de tecnologías como el hidrógeno verde, el almacenamiento de energía y la captura de carbono, además de optimizar la asignación de recursos y reducir los riesgos financieros. Los clústeres también fomentan la colaboración entre empresas, gobiernos y comunidades locales para maximizar el impacto económico y ambiental.
Un ejemplo destacado es el clúster industrial del País Vasco, liderado por el grupo público Spri en colaboración con Iberdrola, Petronor y otros 16 clústeres industriales. Este superclúster busca descarbonizar los sectores industriales y acelerar la transición energética en la región. Por otro lado, el Valle del Hidrógeno Verde de Andalucía posiciona a España como un exportador clave de energía renovable, contribuyendo a la independencia energética de Europa y promoviendo el desarrollo económico local.
Desafíos en la financiación de tecnologías limpias
A pesar de los avances logrados, los proyectos cleantech en España enfrentan barreras significativas en términos de financiación. En su análisis, Carlos Torres Vila y Ann Mettler identifican como principales retos:
- Altos costes iniciales (CAPEX): Los proyectos pioneros requieren inversiones significativas para construcción, permisos y escalado, con largos períodos de recuperación que desalientan a los inversores tradicionales.
- Incertidumbre del mercado: La dependencia de regulaciones y la falta de marcos políticos predecibles generan desconfianza en los inversores.
- Riesgo tecnológico: Muchas tecnologías, como el almacenamiento de energía de larga duración o la producción de hidrógeno verde, aún no han sido probadas a gran escala, lo que incrementa la percepción de riesgo.
- Obstáculos regulatorios: Los cambios en los esquemas de subsidios, los retrasos en los permisos y la falta de incentivos públicos dificultan el desarrollo de proyectos clave.
Cinco acciones para desbloquear el potencial cleantech de España
Para consolidar su liderazgo, los autores proponen cinco medidas esenciales:
- Impulsar señales de demanda: Crear políticas climáticas industriales que garanticen una demanda predecible para productos de bajas emisiones, incentivando la transformación del mercado.
- Fortalecer alianzas público-privadas: Alinear objetivos entre el sector público y privado, apoyándose en herramientas como el Fondo de Innovación de la UE y acuerdos de compra pública para fomentar la inversión en tecnologías limpias.
- Simplificar procesos y acelerar permisos: Implementar ventanillas únicas para proyectos cleantech y desarrollar instrumentos como bonos verdes y garantías públicas para atraer capital privado.
- Liderazgo regional y global: Expandir los clústeres industriales y promover alianzas internacionales para posicionar a España como un referente en estándares de tecnología limpia.
- Aprovechar los ingresos del ETS: Destinar al menos el 25% de los ingresos del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS) a la manufactura cleantech y la innovación tecnológica.
Un modelo para la transformación industrial
España tiene la oportunidad histórica de liderar la revolución industrial limpia en Europa. Como señalan Torres Vila y Mettler, los clústeres industriales no solo permiten avanzar hacia la descarbonización, sino que también generan oportunidades económicas y de empleo a gran escala. Para lograrlo, será imprescindible coordinar esfuerzos entre gobiernos, empresas y comunidades, desarrollando un ecosistema colaborativo que fomente la innovación y el crecimiento sostenible.
