La demanda energética de los centros de datos, impulsada por el auge de la inteligencia artificial (IA), crecerá un 160% para el año 2030, según un reciente informe de Goldman Sachs Research. Este incremento tendrá un impacto significativo en la infraestructura energética global, especialmente en regiones como Estados Unidos y Europa, donde la necesidad de electricidad aumentará de forma notable.
Actualmente, los centros de datos consumen entre el 1% y el 2% de la energía mundial, pero se espera que esta proporción aumente hasta un 3-4% al final de la década. Este fenómeno marca un cambio drástico en la tendencia observada en los últimos años, donde los avances en eficiencia permitieron estabilizar el consumo energético de estos centros, a pesar del crecimiento en las cargas de trabajo.
Crecimiento impulsado por la IA
El informe de Goldman Sachs subraya que, desde 2020, las mejoras en eficiencia energética se han ralentizado, provocando un repunte en el consumo eléctrico de los centros de datos. Gran parte de este incremento se debe al rápido desarrollo y uso de la inteligencia artificial.
De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), una consulta promedio a modelos de IA como ChatGPT consume 2.9 vatios-hora de electricidad, en comparación con los 0.3 vatios-hora que requiere una búsqueda estándar en Google.
La IA está transformando no solo el modo en que interactuamos con la tecnología, sino también cómo se distribuyen y consumen los recursos energéticos globales. Según las estimaciones de Goldman Sachs, entre 2023 y 2030, el consumo adicional de energía impulsado por la IA en los centros de datos alcanzará los 200 teravatios-hora anuales. Este incremento provocará un aumento significativo en las emisiones de dióxido de carbono, que podrían duplicarse para finales de la década, generando un «coste social» estimado entre 125.000 y 140.000 millones de dólares.
Impacto regional y desafíos de inversión
En términos regionales, Estados Unidos se enfrenta a un cambio importante en su demanda eléctrica, después de un periodo de relativa estabilidad. Entre 2022 y 2030, se prevé un crecimiento del 2.4% en la demanda energética del país, de los cuales el 0.9% estará directamente vinculado a los centros de datos. Para el 2030, estos centros utilizarán hasta un 8% de la energía total de Estados Unidos, frente al 3% registrado en 2022. Para cubrir esta demanda adicional, las empresas eléctricas necesitarán invertir alrededor de 50.000 millones de dólares en nuevas capacidades de generación.
Europa, por su parte, enfrenta retos particulares tras años de crisis económicas y de suministro energético. Desde 2008, la demanda eléctrica acumulada en el continente ha disminuido un 10%, pero se espera que entre 2023 y 2033 repunte en un 50%, impulsada principalmente por la expansión de los centros de datos y la electrificación acelerada en sectores industriales. Actualmente, Europa alberga el 15% de los centros de datos mundiales, y sus necesidades energéticas para 2030 serán equivalentes al consumo de países como Portugal, Grecia o los Países Bajos.
En regiones con abundancia de energía barata, como los países nórdicos y España, se espera un crecimiento destacado, mientras que en países con gran presencia tecnológica, como Alemania e Irlanda, el aumento será igualmente significativo. Para afrontar esta nueva demanda, Goldman Sachs estima que Europa necesitará invertir cerca de 800.000 millones de euros en infraestructuras de transmisión y distribución, además de otros 850.000 millones en energías renovables como la solar y la eólica.
Retos para la sostenibilidad
A pesar de las iniciativas de las empresas tecnológicas para reducir el consumo energético y las emisiones de carbono de sus operaciones, persisten dudas sobre si estas medidas serán suficientes para cumplir con los objetivos globales de sostenibilidad. Las soluciones planteadas, como el uso de energías renovables y mejoras en la eficiencia de los sistemas, podrían no ser suficientes para mitigar completamente el impacto medioambiental de la creciente demanda.
El informe advierte que, sin una acción decisiva, el aumento de las emisiones derivado del mayor consumo de energía en los centros de datos podría dificultar el cumplimiento de los compromisos internacionales para la reducción de gases de efecto invernadero.
Perspectivas a futuro y recomendaciones
Goldman Sachs deja claro que su análisis no constituye una recomendación específica de inversión o acción para las empresas, sino que se trata de un estudio destinado a proporcionar una visión clara de las tendencias energéticas globales y su relación con la inteligencia artificial.
Esta situación plantea un desafío no solo para el sector energético, que debe adaptarse rápidamente para satisfacer la creciente demanda, sino también para las compañías tecnológicas, que deberán equilibrar su necesidad de innovación con la responsabilidad medioambiental.
