La implementación de la IA en el sector energético puede generar ahorros de hasta 250 mil millones de euros para el año 2035. Según estudios recientes, la IA no solo permitirá optimizar la producción y distribución de energía, sino también contribuirá a una gestión más eficaz de los recursos energéticos.
El informe también subraya cómo la IA puede mejorar la previsibilidad y la estabilidad de las redes eléctricas. Mediante algoritmos avanzados, es posible predecir picos de demanda y ajustar la producción de energía en consecuencia, evitando sobrecargas y reduciendo el desperdicio.
» Estas tecnologías permiten una integración más eficiente de las fuentes de energía renovable, que son más variables, en las redes existentes”, suma Quintero.
Además, la IA juega un papel crucial en la gestión del mantenimiento predictivo: al analizar grandes volúmenes de datos operativos, los algoritmos pueden predecir cuándo es probable que ocurra una falla en los equipos y programar el mantenimiento antes de que se convierta en un problema mayor. Esto no solo reduce los tiempos de inactividad, sino que también prolonga la vida útil de los equipos, generando ahorros adicionales.
La IA enfocada a la sostenibilidad
La implementación de la IA en la industria energética también tiene implicaciones significativas para la sostenibilidad. Al mejorar la eficiencia y reducir el desperdicio, las empresas pueden disminuir su huella de carbono y contribuir a los objetivos climáticos globales.
“La adopción de la IA en el sector energético no solo es una cuestión de eficiencia económica, sino también de responsabilidad ambiental”, cuenta Enric Quintero, CEO de Datarmony . Y agrega: “En Datarmony, estamos comprometidos a proporcionar soluciones innovadoras que no solo mejoren la eficiencia operativa, sino que también impulsen la sostenibilidad. Creemos que la inteligencia artificial es la clave para un futuro energético más inteligente y estamos orgullosos de liderar este cambio”.
A medida que más empresas adopten tecnologías de IA, se espera que los beneficios económicos y ambientales se multipliquen, consolidando el papel de Europa como líder en la transición hacia un sistema energético más eficiente y sostenible.