ChatGPT es el nombre que más portadas y conversaciones ha ocupado durante estas últimas semanas. La explosión de popularidad de esta herramienta de Inteligencia Artificial, desarrollada por OpenIA, ha revolucionado los chatbots tal y como los conocíamos. Esta herramienta tiene una capacidad de comprensión muy superior a lo que habíamos utilizado hasta ahora, con tolerancia a errores ortográficos, gestionando muy bien el contexto conversacional, extrayendo entidades de interés en las frases con gran precisión. Muchos expertos la han definido como la nueva revolución en este campo.
Ha sido tal el efecto disruptivo que Google ha movido ficha y también ha creado un chatbot para competir con ChatGPT. Bard ha sido presentado recientemente en sociedad, como un servicio de Inteligencia Artificial conversacional, actualmente en proceso de fase experimental. La aplicación se ha introducido como una función adicional de búsqueda dentro de Google para que los internautas obtengan información adicional y contextual a partir de las distintas preguntas formuladas en un lenguaje natural para ofrecer respuestas acertadas.
Este salto cualitativo en los agentes conversacionales y en la IA en general, ponen en bandeja su uso en entornos corporativos. ChatGPT ya ha empezado a hacerse hueco en tareas muy variadas y raro es el día que no descubrimos un nuevo uso aterrizado de Inteligencia Artificial que fácilmente podría encontrar su hueco en tareas diarias. Ante este escenario, Keepler Data Tech explica algunos de los usos corporativos que se les puede sacar a estas herramientas:
– Generación de contenidos. Generar textos, mensajes y correos electrónicos o incluso presentaciones enteras a partir de una simple idea, pudiendo además imitar un estilo y tono determinado. Esta opción es muy potente para los departamentos de marketing o comunicación, a la hora de crear contenido para las redes sociales o artículos. No hay que verlo como un sustituto del creativo, sino una herramienta capaz de aumentar las capacidades del profesional y acelerar su trabajo.
– Resumen. La herramienta puede emplearse para resumir textos largos a un formato más corto y conciso. Es posible pedirle una síntesis con bastante buen resultado, extrayendo las ideas más relevantes o fragmentos claves de textos relativamente complejos.
– Análisis de sentimientos. El análisis del contenido de textos permite determinar el sentimiento con el que se transmiten. Esto puede ser muy útil para la monitorización de la reputación de una marca en redes sociales o para la evaluación del sentimiento general en la atención al cliente.
– Generación de códigos en el lenguaje deseado. Con un código bien escrito y explicado, los desarrolladores de software pueden ahorrar mucho tiempo de “picar” código.
– Búsqueda de respuestas. La más utilizada por el público en general: obtener respuesta a una pregunta. En este sentido, la IA de Google ha logrado ir más allá que ChatGPT, pudiendo generar diversas respuestas alternativas y válidas, teniendo en cuenta la información real en tiempo real y pudiendo contextualizar las respuestas con información enriquecida relacionada con ellas.
No obstante, no hay que perder de vista que estamos en un momento muy incipiente y, aunque las IA llevan con nosotros mucho tiempo, estos usos accesibles al público en general están en una fase muy inicial. Aún está por determinar el impacto en muchos aspectos. ¿Qué riesgos puede entrañar en el uso corporativo? ¿Qué costes opacos pueden aparecer? ¿Qué grado de control hay sobre lo que se genera?
Ante la evolución de estas tecnologías, existe un miedo racional de los trabajadores a su posible reemplazo, pero los expertos señalan que en ningún caso se verán sustituidos por una IA, sino por alguien que sepa hacer un buen uso de ella. El hecho de usar herramientas de Inteligencia Artificial complementa al trabajador potenciando sus capacidades. Todo contenido extraído de la IA necesita de talento humano para terminar de perfeccionar el trabajo.
“Al menos a medio plazo, no vemos muy razonable ese miedo a la IA”, comenta el especialista de Keepler. “El ser humano tiene la posibilidad de aportar la capa crítica, creativa y sofisticada, que la IA no tiene a la escala actual. Lo que sí permitirá es elevar su potencial para resolver su trabajo en menor tiempo o con mayor eficiencia y precisión. El reto es adquirir los conocimientos y capacidades suficientes para sacar partido a lo que le ofrece la IA y multiplicar sus capacidades.”