A diario somos testigos de cómo el avance de la tecnología transforma a pasos agigantados numerosos ámbitos de nuestra vida cotidiana, y cada vez resulta menos sorprendente ver en la televisión o leer en la prensa cómo la digitalización se integra en nuestra sociedad, con el fin de brindarnos un sinfín de posibilidades que facilitan nuestro día a día. En un mundo en el que nada parece quedarse fuera del alcance de Internet, la protección de nuestra identidad digital , el conjunto de información que como usuarios dejamos registrado en la Red, cobra un valor sustancial, sobre todo si tenemos en cuenta que esta nueva era hiperconectada también ha traído consigo la posibilidad de que nuestros datos personales se vean vulnerados a causa de un ciberataque malintencionado.
VU, compañía global de ciberseguridad especializada en la protección de la identidad digital y la prevención del fraude con más de 350 millones de usuarios en todo el mundo, tras analizar cuáles serán las tendencias digitales que cobrarán protagonismo durante este nuevo año en el mundo de la ciberseguridad, recuerda para este 2023 la importancia de resguardar nuestra Online Persona. Y es que poner a buen recaudo todas las credenciales y el comportamiento particular que tenemos en Internet será poco menos que esencial. Existen otros rasgos tecnológicos emergentes que surgen en torno a este concepto y que deben ser igualmente considerados de cara a asegurar la protección de nuestra identidad digital.
Identificación biométrica
La identificación mediante la biometría es, sin duda alguna, una de las tecnologías que está revolucionando múltiples sectores por su alta fiabilidad. No obstante, al mismo tiempo los ciberataques buscan vulnerar este acceso basado en los parámetros de la naturaleza humana. Por tanto, cada vez se necesitan métodos más precisos que puedan garantizar técnicas infalibles de reconocimiento que permitan facilitar ciertas transacciones, sobre todo aquellas que tienen un carácter financiero como las operaciones bancarias.
El uso de la biometría en el sector financiero es una realidad que ha llegado para quedarse. De hecho, según los datos del último informe Research Nester el mercado de pagos biométricos crecerá a una tasa acumulada del 49% durante el periodo en progreso del año 2019 al 2027. Así, la biometría como medio de pago para pequeñas compras se convertirá en uno de los principales sistemas de acceso durante los próximos años, pero también se utilizará como método de validación de otro tipo de transacciones financieras, como la realización de una transferencia por una mayor cuantía económica, o para concluir el onboarding digital de los nuevos clientes de una entidad financiera, entre otros usos.
La identidad digital en el metaverso
La aparición de esta nueva realidad alternativa plantea nuevos retos en los que la identidad se convierte en la única representación de nosotros mismos. Esto se traduce en toda aquella información que existe de cada usuario en Internet y que se construye a través de nuestros patrones de comportamiento en línea y del rastro de datos que vamos dejando en la web. Es en este entorno virtual conocido como ‘metaverso’ nos exponemos a riesgos de suplantación de identidad o de robo de datos confidenciales, y por tanto proteger nuestra huella digital se vuelve más importante que nunca. Sobre todo porque el avatar de un usuario puede no tener ningún rasgo virtual compartido con su verdadera personalidad física y la identidad digital puede ser suplantada sin que haya incluso más barreras de por medio que alerten sobre este robo virtual.
Documentación Digital Europea
El camino de la identidad digital hacia cubrir nuevos horizontes de las personas que cada día acceden a Internet constata la necesidad de una regulación internacional que garantice a toda la ciudadanía los recursos necesarios para poder llevar a cabo transacciones electrónicas más seguras, rápidas y eficientes. En esta línea, se ha asegurado que el nuevo reglamento eIDAS2 (electronic IDentification, Authentication and trust Services) entrará en vigor para todos los estados miembros de la Unión Europea y sus ciudadanos este mismo año, por lo que su implementación y puesta en marcha podría cambiar para siempre la forma en cómo se concibe la documentación digital.