Un nuevo estudio de Capgemini revela que tres cuartas partes de las organizaciones se han visto afectadas, en los últimos tres años, por el cierre de instalaciones, las alteraciones en la cadena de suministro, el absentismo laboral y el trabajo remoto; y que menos del 20% de las organizaciones se siente preparada para hacer frente a los impactos de estos cambios. El informe del Instituto de Investigación Capgemini, «How greater intelligence could supercharge supply chains», analiza cómo las organizaciones de todos los sectores pueden aprovechar la tecnología para crear cadenas de suministro resilientes, sostenibles e inteligentes[1] y así poder sobreponerse a estas interrupciones y adaptarse en tiempo real.
Una mayor atención en la sostenibilidad, los cambios socioeconómicos globales y las cambiantes demandas de los consumidores, han hecho que las organizaciones se enfrenten a una alteración importante en sus cadenas de suministro. En este contexto, las preocupaciones más acuciantes de los directivos son la reducción de las emisiones de CO2 en todos los niveles de la cadena de suministro (95%) y el aumento de los volúmenes de comercio electrónico (90%). Alrededor del 92% de las organizaciones encuestadas afirma que la actual reestructuración de la cadena de suministro mundial le afectará, aunque solo el 15% reconoce estar preparado para afrontarla.
Según el informe, invertir ahora en cadenas de suministro es fundamental para que las organizaciones estén capacitadas a la hora de satisfacer las demandas futuras. De media, en los próximos tres años, las organizaciones prevén aumentar su inversión en la transformación de la cadena de suministro en un 17% y esperan duplicar sus resultados de negocio en términos de crecimiento, rentabilidad y sostenibilidad.
Además, el informe destaca la necesidad de que las organizaciones diseñen redes resilientes y conectadas con una planificación integrada basada en datos. Por ello, sugiere que la tecnología será un factor clave en este sentido, ofreciendo a las organizaciones acceso a información en tiempo real que, a su vez, puede mejorar su capacidad de predecir el cambio y ayudarles a planificar posibles escenarios futuros.
Los «expertos de la cadena de suministro» -aquellas organizaciones que han demostrado la capacidad de equilibrar con éxito las múltiples demandas de su cadena de suministro- ya están obteniendo beneficios empresariales. Según el estudio, un pequeño grupo de encuestados (9,5%) registró un aumento del 15% en sus ingresos, una reducción del 17% en las emisiones de CO2 y una cuota de mercado de 1,8 puntos porcentuales superior a la de los demás.
Centrarse en la sostenibilidad es fundamental
Actualmente, las cadenas de suministro representan más del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero de una organización. Por este motivo, las empresas están reformulando, cada vez más, sus estrategias empresariales para dar prioridad a la sostenibilidad; y muchas están estableciendo objetivos principales para mejorar el impacto medioambiental global de sus productos y servicios. Existe una clara necesidad de que las cadenas de suministro estén en el centro de estas iniciativas de sostenibilidad.
La gran mayoría de las organizaciones encuestadas (95%) reconoce la necesidad de reducir las emisiones de CO2 en toda la cadena de suministro, pero solo el 13% se siente preparada para afrontar estos cambios. Actualmente, la reducción de las emisiones de alcance 1[2] encabeza las iniciativas de sostenibilidad de las organizaciones (38%), frente a las emisiones de alcance 2 y 3, que representan el 22% y el 27%, respectivamente. El informe también sugiere que se deben adoptar prácticas sostenibles en toda la cadena de valor, con parámetros transparentes para medir los resultados y sistemas de seguimiento en tiempo real. Invertir en iniciativas de formación y educación de los proveedores ayudará a capacitar a los stakeholders para que tengan un impacto real y permitan que las organizaciones alcancen sus objetivos de sostenibilidad.
El estudio revela que sólo una de cada cuatro empresas ha comenzado a escalar las iniciativas de sostenibilidad en sus cadenas de suministro, lo que pone de manifiesto su interés por mejorar.
Adopción de la automatización y la tecnología para una gestión sólida
El informe indica que, cuando las organizaciones prevean aumentar sus inversiones en la transformación de la cadena de suministro, prestarán especial atención a la gestión del cambio y la mejora de las competencias de los stakeholders. También será importante mejorar la colaboración con los actores del ecosistema (clientes, proveedores, homólogos), así como invertir en automatización y robotización para mejorar la eficiencia operativa y redistribuir los recursos (como las interacciones con los clientes, el análisis, la planificación dinámica y la toma de decisiones).
La creación de una arquitectura componible, integrada y centrada en el cliente permitirá a las organizaciones responder con rapidez y mitigar los riesgos de suministro o cumplimiento. Esto supone la combinación de una base transaccional con las mejores prácticas del sector para su implementación, así como plataformas de colaboración e intercambio de datos que eliminan los silos y permiten una gestión integral de la cadena de suministro. Así, la integración de los sistemas de gestión de la cadena de suministro existentes, que de otro modo estarían aislados, permitirá a las organizaciones recopilar, analizar y reaccionar ante el enorme volumen de datos internos y externos que produce una red. Según el estudio, los expertos en materia de cadena de suministro se distinguen de los demás por la rapidez y precisión con la que completan este proceso de agregar, analizar y actuar sobre los datos. Aquellos que adoptan un enfoque de «torre de control» centralizado, donde los datos se cotejan en un cuadro de mandos cohesionado y conectado, ayudarán a romper los silos dentro de la red de la cadena de suministro para proporcionar una visibilidad integral que permita una gestión armonizada.
[2] El Protocolo GHG divide las emisiones de gases de efecto invernadero en tres categorías: las emisiones de alcance 1 se definen como las causadas directamente por las actividades de una organización, mientras que las emisiones de alcance 2 cuentan como emisiones indirectas resultantes del consumo energético de una organización. Las emisiones de alcance 3 se definen como el resto de emisiones indirectas, causadas a lo largo de la cadena de valor de una organización.
Fuente: Comisión Europea, “Informe climático a lo largo de la cadena de valor”.